‘Una única muerte es una tragedia, un millón de muertes es una estadística’.
Iósif Stalin
La inesperada pérdida de un mexicano a causa de la COVID-19 dejó a su familia devastada: una esposa viuda, tres hijos huérfanos y tres nietas privadas del amor que solo un abuelo puede ofrecer. Para mi familia y para tantas otras, este no es solo un número en la estadística de más de 750 mil mexicanos que han muerto prematuramente por la pandemia. Cada cifra representa una tragedia familiar, exacerbada por lo que muchos consideran un manejo negligente e irresponsable por parte del Gobierno y de su zar Hugo López-Gatell Ramírez.
La gestión de la crisis sanitaria en México ha estado marcada por decisiones controvertidas, entre ellas, la anulación fáctica del Sistema Nacional de Vacunación. El Gobierno, encabezado por López-Gatell, optó por desmantelar la experiencia exitosa de los Consejos Estatales de Vacunación y crear una “Política Nacional de Vacunación contra el virus SARS-CoV-2” en diciembre de 2020 y actualizada en abril del 2021, con el objetivo declarado de inmunizar a la población de manera eficaz a través de “células vacunales”. Sin embargo, el método alternativo empleado para alcanzar esta meta resultó, a juzgar por los resultados en términos de letalidad y mortalidad, contraproducente.
Se formaron “brigadas correcaminos”, integradas en parte por 30 mil “siervos de la nación”. Estos funcionarios, que previamente se encargaban de tareas como el censo y la distribución de ayuda social, recibieron la monumental responsabilidad de administrar vacunas, pese a su falta de capacitación en salud pública. Las directrices dictadas por López-Gatell no dejaban margen para el discernimiento: se vacunaba a quien ellos decidían y no siempre a quienes más lo necesitaban, como el personal de salud.
Una realidad que no debemos olvidar, que los “Siervos de la Nación”, se sirvieron con la cuchara grande, al ordenar sin cuestionamiento a los profesionales de la salud, que los vacunaran a ellos primero, desde el mismo 13 de enero del 2020, dejando de vacunar y haciendo filas interminables a la población vulnerable que llevaba horas y horas de espera en climas inclementes. De hecho, el periódico AM lo documentó en Guanajuato y, por ejemplo, el alcalde de Irapuato Ricardo Ortiz Gutiérrez, declaró: “Es una burla vacunar contra la enfermedad CODIV-19 a Siervos de la Nación, cuando se dijo de forma clara que era indispensable al personal de salud.” Otra realidad que se documentó y denunció fue la movilización de los siervos de la nación para influir en las elecciones intermedias con el pretexto de la vacunación y la entrega de los programas sociales.
Este enfoque erróneo ha tenido consecuencias nefastas. México ha registrado un elevado número de fallecimientos entre profesionales de la salud, y ahora, el Secretario de Salud Federal, llamado “Florero” por el Dr. Paco Moreno, ha decretado la creación de una suerte de “Guardia Nacional de Salud” para López-Gatell. Esta nueva entidad será integrada mayormente por los mismos “siervos de la nación” y operará bajo la égida de una recién reformada Ley General de Salud en la noche triste del 28 de abril y ante cual hemos presentado una acción de inconstitucionalidad ante Suprema Corte de Justicia de la Nación y que esperamos sea derogada.
En una maniobra que algunos calificarían de “cómica”, López-Gatell nos vende este nuevo “Servicio Nacional de Salud Pública” como una mejora revolucionaria, pese a que socava la autonomía de los gobiernos estatales y municipales en materia de salud. Estos solo tendrán que acatar órdenes de esta nueva “guardia de siervos de la salud”, centralizando aún más el poder y la responsabilidad en una administración ya cuestionada por su manejo de la crisis.
Lo más preocupante es que este nuevo sistema está programado para entrar en plena operación justo un mes antes de las elecciones de 2024. Con recursos del Presupuesto de Egresos de la Federación 2024 destinados para este fin ¿qué garantía tenemos de que no se manipulará esta “Guardia Nacional de Salud” para influir en el resultado electoral? Como afirma la maestra María Elena Morales Sánchez: “Piensa mal y acertarás”.
El diablo está en los detalles, y aún faltan muchos por aclarar en el decreto reciente como ¿Qué interacciones tendrá con el IMSS, ISSSTE, SS-IMSS-Bienestar, Sedena, Semar en tanto atención médica y provisión de medicamentos? ¿Cómo se manejará su padrón de inteligencia en salud? Lo cierto es que no podemos permitir que nuestro sistema de salud se convierta en una herramienta política, menos aún en una que pueda comprometer el futuro democrático del País. Es imperativo estar alerta y exigir transparencia y ética en cada etapa de este nuevo sistema. No podemos dar por sentado que los que se presentan como “siervos de la salud” no se conviertan en ejecutores de una dictadura.
RAA