La licenciada en Física de la UNAM Claudia Sheinbaum seguramente estará más familiarizada que su servidor con la llamada “entropía”, que en la Física (segunda ley de la termodinámica) se refiere a un estado de incertidumbre, desorden y sucesos al azar, es decir, impredecibles.
Pocos se lo esperaban, pero sin duda en este momento la entropía se ha apoderado del partido o movimiento llamado “Morena”, que la postula como su candidata presidencial y heredera de la Cuarta Transgresión.
Su rival, o ex rival, Marcelo Ebrard afirma que hubo en el proceso que la “eligió” 63 irregularidades graves. Para este su h. servidor, la más GRAVE, pues implica el DESVÍO de fondos públicos, lo cual es un DELITO punible, es la que señala que la Secretaría de Bienestar y el Gobierno de la CDMX emplearon recursos materiales y humanos para elevar el posicionamiento de la Dra. en “Ingeniería Ambiental”.
De ser ciertas, aunque sea en un pequeño porcentaje, las acusaciones de Ebrard pintarían un escenario en el cual quedará cuestionado el proceso con el que “el pueblo” eligió a Doña C. como portadora del “bastón de mando” (que a no pocos les parece un palo de escoba adornado con listones) y abanderada presidencial. Y cargan más peso por el hecho de que las acusaciones documentadas -esto dicho por los quejosos-, incluso con videos y audios, provienen de un CORRELIGIONARIO.
No es la Oposición, ni los “fifís” o “conservadores” quienes afirman que el proceso de “selección” de Morena resultó un concurso olímpico de marranadas, una FARSA, sino un propio correligionario. Y como para agregarle más harina al atole, el Senador Ricardo Monreal renunció a sus aspiraciones de ser candidato a la Jefatura de la CDMX, afirmando sus cercanos que ello se debe a que “la Dra. Sheinbaum ya escogió al candidato” (Omar García Harfuch).
Este Monreal salió como los tiburones blancos, no se anda con pellizquitos: como no queriendo, si se arrima es para dar tremenda tarascada.
¡Fuera máscaras! ¿Cuál democracia existe en Morena? No hay, en esa dirección no conocen a la señora. La evidencia tiende a sugerir que el Emperador IMPUSO a la Dra. Claudia y que ésta, a su vez, con el “bastón de mando” impondrá a García Harfuch.
No hay pez con García Harfuch, pudiera -de llegar- ser un buen Jefe de la CDMX, el argumento aquí es que ¡basta de mentiras, simulaciones y engaños! Si esos son sus candidatos, ¡que lo digan!: ¡Sí, yo lo puse porque considero que es el mejor! Y no montando “shows” de simulación democrática, cuando en realidad no creen en ella y menos la practican.
A nadie extrañaría que así como pinta el panorama entrópico se manejen las cosas en Morena, pues así está acostumbrado el “líder” de su movimiento: recordemos que cuando el Señor de Macuspana militó en el viejo PRI y se salió para irse al PRD lo hizo porque nunca lo escogían para los cargos que quería, algo que su considerable EGO no permitía.
Es casi seguro que nadie investigue con seriedad las acusaciones de Ebrard, el palo ya está dado, y otra vez lo traiciona quien fuese, primero, su correligionario, y posteriormente su jefe. La única posibilidad que le queda, como ya lo dijo, es dividir a Morena con “su” propio movimiento reformador, pero dentro del partido, lo cual equivale a afirmar: “Soy americanista, pero le voy al Cruz Azul”.
Pase lo que pase, lo observable es que tras el ungimiento de la señora Claudia S. hay DIVISIÓN en Morena: lo que antes parecía un bloque sólido de granito, con las inconformidades surgidas y la división creada, parece hoy un montón de arena.
Pero un montón de arena con acceso al presupuesto federal, al cual convenientemente engordaron en las partes (para ellos) más apetecibles para tener su piñata de donde surtir sus colaciones.
Tan obvio como las leyes de la física es que si en la elección interna -como acusan Ebrard y otros- emplearon al Estado para impulsar un capricho del cacique macuspeño, esperemos más de lo mismo en las elecciones del 2024. El Emperador Lopezuma, por la buena o por la mala, hará lo indecible con tal de conservar el poder y transferirlo a su elegida.
La disensión de Ebrard quizá pueda dificultarle las cosas, no sabemos, de ahí que estemos en un estado “entrópico”, es decir, impredecible.

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