“Mi rostro nunca será desfigurado por esa terrible enfermedad”.

Sarah Nelmes

En una cautivadora serie documental de National Geographic dedicada a la historia de la medicina se narra la vida y legado de Edward Jenner, un inglés nacido en 1749 en la pequeña localidad de Berkeley. Jenner estaba destinado a transformarse en un pionero que ganaría reconocimiento global por su descubrimiento de la vacuna contra la viruela.

En el año 1761, un joven Edward Jenner se mudó a la ciudad de Sodbury. Allí por primera vez escuchó palabras que se convertirían en la chispa que encendería su inspiración. Sarah Nelmes, una humilde ordeñadora de vacas, proclamó con seguridad: “Jamás me contagiaré de viruela porque ya he contraído la viruela bovina. Mi rostro nunca será desfigurado por esa terrible enfermedad”. 

La afirmación de Sarah Nelmes proporcionó a Jenner la pista crucial para su monumental descubrimiento. Experimentando con valentía y curiosidad, Jenner inoculó material tomado de una persona infectada con viruela bovina en un niño. El pequeño desarrolló una fiebre leve que se disipó al cabo de unos días. Posteriormente, Jenner sometió al mismo niño a una inoculación con material de viruela humana. Para su alivio y asombro, el niño no desarrolló la enfermedad y mucho menos perdió la vida.

La historia de Edward Jenner, estimados lectores, nos ofrece una ventana a la valentía y la inquisitividad que pueden cambiar el curso de la salud pública a nivel global. En un mundo sacudido por la pandemia de COVID-19, la lección que ofrece Jenner no es simplemente una pincelada de optimismo, sino un recordatorio vigoroso de la importancia de la ciencia y la evidencia en la lucha contra las enfermedades como las siguiente:

1) La necesidad de utilizar vacunas aprobadas: En este contexto, resulta desconcertante y preocupante que el Gobierno Federal de México anuncie planes para utilizar vacunas sin el respaldo científico de la Organización Mundial de la Salud (OMS) para la temporada 2023-24 (Abdala y Sputnik). Este asunto trasciende cualquier consideración sobre la nacionalidad de la vacuna; la ciencia es un patrimonio universal. Antes de ser distribuidas, las vacunas deben pasar por un riguroso proceso de evaluación llevado a cabo por expertos internacionales, a fin de confirmar su seguridad y eficacia.

2) Autorización en México para uso ordinario: Resulta igualmente desconcertante que, a pesar de que la OMS ha aprobado una variedad de vacunas que han sido administradas a millones de mexicanos, tales como AstraZeneca y Pfizer, la Cofepris (Comisión Federal de Protección contra Riesgos Sanitarios) aún no haya autorizado su uso regular, solicitado en julio y diciembre de 2022, respectivamente. Estas vacunas, que han demostrado ser efectivas en la reducción de contagios y la gravedad de los síntomas, deben estar al alcance de la población de manera ordinaria y no solo en situaciones de emergencia.

3) Obligación del Gobierno Federal: La responsabilidad última del Gobierno Federal es proteger el derecho a la salud de sus ciudadanos. Esto incluye ofrecer a la población opciones respaldadas por la ciencia para que, en consulta con profesionales de la salud, puedan tomar decisiones informadas sobre si recibir o no la vacuna. Es inconcebible que se limite la disponibilidad de estas vacunas únicamente a las poblaciones en riesgo, quizá debido a restricciones presupuestarias. La población, informada por los profesionales de la salud que la atienden, podría decidir. Adquirir y aplicarse las vacunas aprobadas si no está en los grupos de riesgo que la dictadura sanitaria ha dispuesto, disminuyendo con ello incluso el riesgo potencial de morir ante un virus circulante SARS-CoV-2 con características muy diferentes al que causó más de 750 mil muertes en exceso en los últimos tres años. 

Estamos en una coyuntura crítica, una que podría describirse como una “dictadura sanitaria,” donde el derecho a la protección de la salud parece estar en juego. Este no es momento para caprichos o experimentos; es un momento para la acción fundamentada en la evidencia. Por ello se ha presentado por este escribidor y mi grupo parlamentario del Partido Acción Nacional un punto de acuerdo en la Cámara de Diputados para instar a la Cofepris a autorizar el uso ordinario de las vacunas que han demostrado su eficacia en millones de mexicanos. 

Finalmente, la evidencia global nos muestra que las vacunas deben estar disponibles para todas las personas, independientemente de su nivel de riesgo, a partir de los seis meses de edad. De ahí la urgencia de tomar medidas sensatas y basadas en la ciencia para proteger la salud de todos los mexicanos.

Para la compra de vacunas aprobadas se autorizaron en 2022, 30,314 millones de pesos, habiendo ejercido solo $7,541; en 2023, $14,021 millones ejerciendo al segundo trimestre solo el 3.2 %, y el PEF 2024 tiene de propuesto $14,031 millones de pesos. Sostengo lo que dice Hacienda: ¡Dinero hay y no lo han usado! Que conste.

 

RAA

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *