Queridos Mark Zuckerberg y Sundar Pichai,
Me presento, soy Enrique Gómez, “partner” de Meta y Google, las empresas que dirigen. Aunque no nos conozcamos personalmente, sus decisiones han tenido un profundo impacto en mi trabajo como director de AM, el periódico independiente de Guanajuato. Hoy les escribo ya que percibo que nuestra relación laboral no ha sido recíproca y francamente, han sido malos jefes. Seguro me dirán “bullshit, Enrique… no inventes, nunca has estado en nuestra nómina” y mientras eso es cierto, pareciera que los periodistas nos preocupamos más por atender los caprichos de sus algoritmos, que las inquietudes de nuestra comunidad.
En el espíritu de la celebración de la independencia de México, gritamos ¡hasta aquí llegamos!. Decidimos reorientar nuestro enfoque hacia quienes verdaderamente valoran y apoyan nuestro trabajo. Permítanme explicarles el camino que hemos decidido tomar, proporcionando primero un poco de contexto.
Primero les agradezco las oportunidades que Google y Facebook nos han brindado para expandir exponencialmente nuestra audiencia, y las herramientas para monetizarlas – hasta aquí todo bien. Sin embargo, tomó demasiado tiempo entender que esto marcaría el fin de un modelo de negocio donde estaban alineados los intereses de los lectores con nuestra capacidad de generar ingresos.
Anteriormente, los ingresos de los periódicos mexicanos provenían de dos fuentes de ingresos: venta de periódico impreso y publicidad (tanto a iniciativa privada como a diferentes entidades gubernamentales) – excluyendo las igualas, “chayote” o “maiceo” que forma parte de una torcida tradición mediática de la que solo algunos medios hemos sido inmunes. Esto permitió que la calidad e independencia de un medio fueran premiadas con una mayor circulación y mayor venta publicitaria, y el efecto secundario de limitar la influencia de políticos que buscan imponer su agenda a través de los presupuestos de comunicación social. En pocas palabras, publicar periodismo libre, cercano a las inquietudes y necesidades de la comunidad, permitió generar más ingresos para seguir reportando, investigando, verificando y exigiendo rendición de cuentas.
Ahora, nos encontramos en una encrucijada donde nuestra capacidad de generar ingresos está ligada a las decisiones de un grupo reducido de personas que en su mayoría no conoce nuestro trabajo, o incluso desconoce nuestra existencia (como ustedes, estimados Mark y Sundar). Nuestra agenda editorial se ve influenciada por algoritmos anónimos, misteriosos e inconsistentes que no diferencian entre periodismo genuino, “fake news” o vil piratería.
Mientras tanto, la confianza de las nuevas generaciones se inclina más hacia los influencers que hacia los medios tradicionales, exacerbada por la saturación informativa y la polarización. “El algoritmo” y un modelo de negocio obsoleto no son nuestra única amenaza: México es el país más peligroso del mundo para los periodistas (más peligroso que Ucrania en medio de una guerra, aunque sea difícil creerlo), sumado al hecho de que las amenazas a la libertad de expresión emanan incluso desde esferas gubernamentales.
Este formidable desafío nos obliga a reforzar nuestro compromiso con el periodismo independiente, centrado en servir a nuestra comunidad y fortalecer nuestra joven democracia. Algunos medios en México dimos ya el primer paso hacia un modelo basado en el apoyo de la comunidad a través de las suscripciones digitales. Esto entrelaza los intereses de su audiencia con su labor periodística, fomentando el círculo virtuoso que ya conocemos: mejor periodismo = más suscriptores = más anunciantes = más periodismo.
La prensa independiente es una pieza fundamental en una democracia, por lo que debe beneficiar principalmente a quienes la apoyan directamente, no a multimillonarios en California, ni a políticos que buscan exoneración o reelección.
Algo que compartimos, señores Zuckerberg y Pichai, es que a los tres nos quita horas de sueño el fenómeno de Tiktok y el impacto que tendrá la inteligencia artificial en nuestra vida y trabajo. Mientras tanto, volvemos a nuestra trinchera para construir un México más libre, más justo, más próspero.
Saludos cordiales,
Enrique.
PD: Invito a todos los que lean esta carta a apoyar el periodismo independiente adquiriendo una suscripción a AM.