Hace unos días, acabamos de celebrar un aniversario más de la Independencia de nuestro país (o el cumpleaños de México, como les digo a mis nietos para que, a su corta edad, entiendan). Y no saben, querid@s lector@s, que enojo me dio darme cuenta que, poco tiempo antes, el Presidente López decidió “no invitar” a las representantes de los otros 2 Poderes de la Unión porque tenía “diferencias con ellos”.
Como bien sabemos nuestra República Mexicana tiene los tres poderes tradicionales en “El Espíritu de las Leyes” de Montesquieu: el Ejecutivo ( Presidente), el Legislativo (Cámaras de Senadores y Diputados) y el Judicial (Suprema Corte de Justicia). Ellos conforman el Supremo Poder de la Federación… es decir, nuestro Gobierno Federal. Y de buenas a primeras, quien ejerce el Ejecutivo, ¡decidió no invitar a los otros Poderes! ¡como si no fueran parte importante del Gobierno! ¡como si se pudiera prescindir de ellos!.
Investigando descubrí que no hay una Ley que regule este tipo de protocolo; pero sí existen, a mi parecer personal (y según he leído y visto, al de much@s mexican@s), muchos años de tradición al igual una especie de cortesía institucional para darles su lugar a las personas que representan los otros Poderes, que en este caso particular, por primera vez en nuestra historia, son solo mujeres. Se ha manejado que si puede interpretarse como “misoginia”… yo pienso que no… que más bien son indicios de una persona cada vez más narcisista que quiere lucir, solo él en el balcón presidencial.
Hizo algo parecido en los festejos de la Constitución, en febrero de este año: mandar a los representantes de la Cámara y de la Suprema Corte, a una esquina en el Teatro de Querétaro. De la misma forma actuó en el quinto Informe Presidencial, que se trasladó él y el séquito que escogió, a Campeche. Creo que estamos ante los indicios de un estilo de Dictadura, porque aparenta decirnos: “Solo soy yo el importante”… Como si quisiera que nadie más figurara en el inconsciente colectivo.
Lo que pareciera es que no quiere López Obrador darse cuenta que son festejos de Estado, fiestas de nuestra Nación, celebraciones de tod@s l@s mexican@s… no su conmemoración particular donde puede invitar solo a l@s que “le caen bien”.
También esto me disgusta sobremanera: ¿qué ejemplo nos da como ciudadan@s, a nuestros jóvenes y niñ@s, sobre Civismo? Si entendemos que Civismo es el “celo por las instituciones e intereses de la Patria”, “el comportamiento respetuoso del ciudadano con las normas de convivencia pública” o simplemente “cortesía y educación” … pues entonces el “Jefe supremo” de nuestra nación nos está diciendo y mostrando con su actuar, justamente lo contrario al dejar sin invitación a quienes “tienen diferencias con él” en lo personal… sin importarle nada el respeto a las otras Instituciones que conforman nuestro país. Ni tampoco mostrar ese celo necesario por un interés mayor en beneficio de nuestra Patria.
Un buen líder, pienso, que en sus palabras y en su actuar debe tratar de sembrar la concordia, tratar de dialogar, ceder, buscar acuerdos, respetar y mostrar un frente unido ante las adversidades… debería buscar más el beneficio del grupo, y en este caso de México, que debería estar siempre por encima de cualquier otro objetivo. ¡Qué más alejado de lo que estamos viviendo! Con un Presidente que como niño chiquito, prefiere hacer berrinche, poner acento en las diferencias y desear minimizar tanto a los otros Poderes como a sus representantes, que los dejó sin invitación a la principal fiesta del país.