Fue en esos meses cuando incurrí por única vez, pero varias veces, en el plagio idiota, que es el plagio textual, una vulgaridad indigna.
Héctor Aguilar Camín, Plagio
Si bien lo negó en un principio, Xóchitl Gálvez reconoció unas horas después haber plagiado unos párrafos no de su tesis, que en su modalidad de educación no se requería, sino de un informe para validar su experiencia profesional y así obtener un título de ingeniera de la UNAM. Y lo reconoció en su habitual manera: “Sí, la pendejeé”, afirmó.
Y, pues sí, la pendejeó. Varios párrafos de su informe profesional “Diseño de edificios verdes e inteligentes” han sido tomados de otras fuentes sin la debida identificación. Ella misma afirmó que eran solo seis en 77 páginas. La revista Etcétera ha encontrado cuando menos 11 párrafos y una fotografía. “Y, en contradicción con sus declaraciones [del 19 de septiembre], no hay uso solamente de párrafos de documentos oficiales y manuales técnicos, sino la apropiación, sin dar cita ni referencia, de un párrafo y una imagen (al menos) de una tesis de la carrera de ingeniería en comunicaciones y electrónica de dos estudiantes del Instituto Politécnico Nacional, presentada en el 2006, cuatro años antes de la fecha del informe con el que se tituló la senadora”.
Estos plagios no pueden considerarse un simple pecado de juventud. El informe y la titulación se realizaron en 2010, cuando Xóchitl ya había servido como titular de la Comisión Nacional de los Pueblos Indígenas. Fue el año en que contendió por el gobierno de Hidalgo.
El plagio es una forma de robo o de fraude. No puede soslayarse en el caso de Xóchitl como tampoco en el del expresidente Enrique Peña Nieto o el de la ministra de la Suprema Corte de Justicia Yasmín Esquivel. Xóchitl no solo la pendejeó, sino que cometió una falta ética.
Del lado positivo, la senadora reconoció la falta horas después de que se dio a conocer. Hasta la fecha la ministra Esquivel no lo ha hecho, mientras que Peña Nieto, sin negar la acusación, la menospreció cuando su oficina de comunicación dijo que era una simple falta de comillas. La rectoría de la UNAM, enfrentada en un pleito legal con la ministra Esquivel por su caso de plagio, ha dado ya instrucciones para que la Facultad de Ingeniería remita el caso de Gálvez al Comité de Ética y al Comité Técnico para considerar las implicaciones del plagio. Los miembros de estos comités tomarán la decisión legal sobre si la UNAM mantiene o no el título de ingeniería de Gálvez. Es lo correcto. Pero el tema se ha politizado, como ocurrió con el de la ministra Esquivel, quien cometió plagios tanto en su tesis de licenciatura por la UNAM como en la de doctorado por la Universidad Anáhuac.
Todo plagio es reprobable, pero no es lo mismo hacerlo en unos cuantos párrafos de un escrito de 77 páginas que copiar virtualmente toda una tesis como hizo Esquivel con su tesis de licenciatura. Juan Jesús Garza Onofre, investigador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, le dijo a El País: “Es un plagio tan burdo que es hasta grosero. Lo único que falta por plagiar son los agradecimientos”. En su tesis de doctorado, el plagio de Esquivel es de alrededor de 45 %. Enrique Peña Nieto, a su vez, plagió un 29 % del trabajo con el que se tituló en la Universidad Panamericana. En el caso de Xóchitl, el plagio se extiende., al parecer, a un 2 o 3 % del texto.
Hay una diferencia adicional entre los casos de Xóchitl y Esquivel. La primera es senadora y aspirante a la Presidencia de la República. Son cargos relevantes, pero no requieren de un título en particular. Para ser ministro de la Suprema Corte de Justicia, la Constitución exige una licenciatura en Derecho.
Berrinches
AMLO informó que no asistirá al Foro de Cooperación Económica Asia Pacífico en San Francisco porque su gobierno no tiene relaciones con Perú. Esto pasa cuando se toman decisiones de política exterior por berrinches y sin respetar el principio de no intervención en los asuntos de otros países.
www.sergiosarmiento.com
Gsz