La capital del estado, Guanajuato, es un laberinto. Fue un centro urbano industrial, conformado, en un inicio, por haciendas de beneficio de plata y oro, que dejaron como legado una traza urbana caprichosa y desordenada. 

Sus habitantes, durante siglos se han adaptado a una compleja orografía que ha modelado su forma de pensar, tomando como modelo el vericueto, la escarpa y la empinadísima pendiente que nunca permiten trazar líneas rectas, sino retorcidas, que muchas veces van en sentido contrario de la dirección deseada, para arribar, luego de algunos requiebros, al destino que se desea.

En esta ciudad se camina en la intimidad de callejuelas estrechas, casi siempre sombrías. La honda cañada siempre tiende su sombra en algunas laderas, haciéndolas opacas, desconociendo los espacios amplios y soleados. Por eso todo por acá se pacta en lo oscurito. 

Estas condiciones han labrado la mentalidad de los habitantes de la ciudad, la llaman los psicólogos y neurocientíficos “geografía vital”. Por sagaces y taimados, han sido capaces de incendiar alhóndigas y comenzar, en la Nueva España, una guerra de once años de duración que finiquitó al imperio español. Intentar sorprenderlos no es fácil, menos para mentalidades adaptadas a la planicie y a la labor rutinaria. Porque la minería también imprimió su sello. Se jugaron apuestas muy altas que liquidaron fortunas y premiaron con una bonanza mundial de plata, al conde de la Valenciana. Para transcurrir en Guanajuato, hay que conocer de memoria un plano cargado de secretos e indicaciones especiales y saber moverse en tres dimensiones.

A partir del contraste mental entre la candidata del gobernador, Libia García, y una parte de la clase gobernante de la capital, se ha mostrado la candidez y llaneza pueblerina para hacer política, tanto de Libia, como de los encargados de su campaña… que no es campaña. Pero por eso no nos preocupemos, el IEEG participará jubiloso en la simulación, es parte del sistema que permite la sustracción de recursos públicos para comprar votos. Ellos solo se encargarán de contarlos bien.

Pues por lo pronto, el nefasto y milagroso grupo del alcalde Navarro se merendó al PAN estatal en 2021 y los chantajeó, haciéndoles creer que si no le otorgaban la reelección, ningún azul ganaría la capital. Ahora tiene entrampado de nuevo al gobernador, a Libia y a sus miopes consejeros, condicionando la victoria al nombramiento de su esposa Samantha como próxima presidenta municipal. Les fueron construyendo a los desorientados políticos del llano, una maraña dentro de la cual no encuentran más ruta que el contubernio criminal. Pobrecitos.

Y ahora les bloquean la salida obligándolos a entablar una costosa alianza con un grupo retrógrada de priistas, que hasta hace unos años eran los grandes saqueadores de la capital. Se gastaron, por ejemplo, una millonada de pesos en la llamada Presa de la Intranquilidad, en donde iban como socios del propio Navarro. Ese es otro milagrito.

Pero ha sido tal el amasijo con que han confundido a los dueños del poder estatal, que Panchito Arroyo fue empanizando a su hija, hasta hacer creer a Libia que el grupo de señoras “50 y +” sería la plataforma ideal para lanzar, al infinito y más allá, su candidatura. Ingenuidad extrema, olvidan el pasado, que se convertirá en lastre, del politicastro guanajuatense que se dedicaba a traficar influencias y llevar sus ganancias multimillonarias a Andorra, como lo descubrió una investigación del periódico español “El País”. 

De personajes menores como Eduardo Knapp solo diremos que fue sorprendido autoasignándose obra pública municipal en los tiempos en que fue alcalde de la capital. Total, que abandonada en el entresijo de los callejones guanajuatenses, Libia no encontrará la salida. Se juntó con lo peor, aliándose con los grupos más aborrecidos de la ciudadanía en este municipio. No sorprende que Guanajuato capital se encuentre, al día de hoy, perdida para el PAN. Peor no lo podían haber hecho.

Finalmente, todo se debe a la oscura conducta que han adoptado nuestros políticos estatales, licenciosa y poco ética. El PAN tiene como principio de actuación la construcción del bien común con la participación de los ciudadanos. Pero en lugar de ello han procedido, sintiéndose muy listillos, a establecer alianzas con impresentables, con los cuales prevén interactuar en cuestión de negocios y distribución del poder. Aplican preferente y perversamente el principio de que “el fin justifica los medios”, frase atribuida a Maquiavelo, pero desacreditada por la moral cristiana, pero sobre todo, por el sentido común. 

¿Qué les cuesta mejor ser éticos, y no juntarse con abusivos y depredadores? Mejor deberían buscar un buen guía, honrado, exgobernador, conocedor de estos lares, que les indique los caminos para salir del laberinto y dejar atrás una seducción engañosa y muy peligrosa, que los mantendrá atascados en la corrupción. Porque luego de la alianza que fraguaron esta semana, se puede aplicar con justicia la sentencia: “Libia es un peligro para Guanajuato”.
 

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