El Senado de la República, gracias a la afortunada intervención de la senadora Minerva Hernández, organizó la semana pasada el foro “México tiene Sed”, en el cual tuve el honor de exponer, acompañado por diversos especialistas, mis puntos de vista en torno a la catástrofe hídrica que podría llegar a padecer nuestro país en el muy corto plazo, de no tomar de inmediato las medidas para evitarla.

Si en 1900, éramos mil millones de personas en la tierra y en 123 años octuplicamos la población hasta los 8 mil millones, sobre la base de que el 98 % del agua de mares y océanos es salada y solo el 2 % es potable, entonces el futuro hídrico de la humanidad se encuentra en entredicho, por lo que debemos dedicar nuestro mejor esfuerzo a administrar responsablemente el líquido elemento del que todos dependemos en términos absolutos.

En México, en 1945, éramos 20 millones y, al día de hoy, en casi 7 décadas, septuplicamos la población a 130 millones, solo que el abasto de agua no solo no creció en la misma proporción, sino que disminuyó brutalmente por la muerte o resequedad de lagunas y ríos sobreexplotados o envenenados, o por la disminución de la precipitación pluvial, o por falta de infraestructura o irresponsabilidad públicas, o por ignorancia ciudadana, o por todo junto.

¿Por qué se adoraba a Tláloc con tanta pasión y devoción? ¿Por qué la extinción de diversas civilizaciones? ¿Por qué la aparición de tantas deidades, dioses, vírgenes, ceremonias, oraciones y rituales macabros para provocar la lluvia? Por la sequía. ¿Por qué se deshidratan hasta la muerte las reses, las gallinas, los conejos y los burros? ¿Por qué las milpas quedan raquíticas? ¿Por qué en este ciclo agrícola se dejarán de sembrar cientos de hectáreas de frijol? Por falta agua. ¿Por qué los pueblos fantasmas? ¿Por qué el escalamiento de precios, la escasez y la importación de granos, el recalcitrante atraso en el campo y la tierra? ¿Por qué la desesperada migración a EU, además del narcotráfico? ¿Por qué la insolvencia campesina, el agua escasa, cenagosa y pestilente de los pozos? ¿Por qué la baja de niveles de ríos y lagunas? ¿Por qué las presas vacías? Por la sequía, sí, por la sequía.

El agua será más cara que el petróleo en el siglo XXI. Las guerras serán sin duda por agua. La geografía política del mundo cambiará en razón de la carencia de agua. El problema no solo es de México. El conflicto es mundial, la peor amenaza de todos los tiempos.

¿Un apretado resumen? Aquí voy: México, es uno de los 25 países del mundo que enfrenta un mayor estrés hídrico: entre 12 y 15 millones de habitantes carecen de agua potable. 80 % del país se encuentra en proceso de desertificación. Se reforesta en muy escasa proporción. La mayoría de nuestras 217 presas están por abajo del 50 % de su capacidad, por lo que se avecina un tremendo período de estiaje en el 2024 de severas repercusiones en las urnas en contra de la 4T. ¿Quién vislumbró que los termómetros alcanzarían temperaturas como las que padecemos hoy? Nadie se imagina que al abrir la llave no salga agua, que sea imposible desahogar los sanitarios y que padezcamos una oscuridad permanente a falta de energía eléctrica por el bajo nivel de agua de las plantas hidroeléctricas. El 55 % del territorio nacional registra insuficiencia de lluvia, en tanto, en la Ciudad de México, la precipitación pluvial podría satisfacer 3 veces nuestras necesidades y, sin embargo, el líquido elemento no se aprovecha o porque éste se evapora o se desperdicia por rotura de cañerías y el resto va a dar al río Tula y de ahí al Golfo de México sin recargar, como se requiere, el acuífero, mientras la ciudad se hunde sin sustento hidráulico. No se invierte en procesos de tratamiento y potabilización del agua, pero eso sí, anteriormente entubamos los ríos San Joaquín, de la Piedad, Churubusco, los Remedios, entre otra decena más, como si en Europa entubaran el Sena, el Rin, el Danubio o el Támesis. ¿De qué se trataba?

La naturaleza nos manda señales catastróficas que no podemos ignorar, como tampoco podemos ignorar la apatía y ceguera de la mayoría de nuestros políticos ni la indolencia de los ciudadanos. Mientras la hecatombe se acerca una nueva Ley General de Aguas Nacionales se encuentra enlatada en el senado. ¿Qué esperamos.?

(Datos tomados de mi novela México Sediento)

Gsz

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