Sumados, los hechos aislados recientes pintan para México un panorama desolador en cuanto a seguridad pública.
Como sociedad vamos perdiendo por goliza la paz social, mientras las organizaciones delictivas ganan terreno y actúan cada vez con mayor impunidad.
Ya constataron, amables lectores, cómo el Cártel de Sinaloa (que supuestamente debería estar preocupado porque Estados Unidos solicita la extradición de “Los Chapitos”) TOMA un poblado entero en CHIAPAS desfilando con “su ejército” por las calles de San Gregorio Chamic, ante el APLAUSO de la población.
¿Dónde estaban el Ejército, la Guardia Nacional, las Policías locales?
Brillaban por su ausencia, quedando claro que en el sur de México no hay más autoridad que la de los capos del narcotráfico.
Mientras esto sucede, tenemos la investigación del científico Rafael Prieto-Curiel, quien en un estudio publicado en la revista Science, en colaboración con otros dos investigadores (Hope y Campedelli), demuestra con cifras que el NARCO, en su conjunto, es el quinto empleador más grande de México.
Cuentan los narcos con algo así: entre 160 mil y 185 mil personas como sus empleados.
Nuestro Ejército, que supuestamente los combate, o debería de hacerlo, tiene apenas unos 100 mil elementos.
Cabe agregar que muchos de ellos andan “distraídos” administrando (y muy mal) aduanas, puertos, aeropuertos, una nueva aerolínea, y además construyen el Tren Maya y otras obras que les ha encargado el Presidente López.
Vaya, están distraídos sin cumplir con las tareas que SÍ les asigna nuestra Constitución, como es proteger nuestro territorio nacional.
Una gran parte de él hoy en manos de quienes desfilan impunemente por San Gregorio Chamic en Chiapas, armados y encapuchados.
Y como para recalcar lo precaria que es hoy nuestra paz social, un grupo armado SECUESTRÓ el sábado a la Alcaldesa de Cotija, Michoacán, YOLANDA SÁNCHEZ FIGUEROA, en Zapopan, Jalisco (que es lo mismo que decir Guadalajara).
Al escribir este opus nada se sabía sobre quiénes la secuestraron o el motivo del secuestro de la Alcaldesa panista de ese municipio de FAMA MUNDIAL por la calidad de sus QUESOS.
Para esto, días antes de los hechos relatados, sicarios asesinaron a un Fiscal en Guerrero y después al delegado de la FGR en esa entidad, de nueva cuenta apilándose los crímenes IMPUNES en este México que ya no ve lo duro, sino lo tupido.
Increíble nos parece que las autoridades “responsables” no se percaten de la gravedad del hecho de que si ni siquiera los encargados de nuestra seguridad están a salvo de los criminales, qué tan vulnerable se siente la población misma.
Ante todo esto, el primer responsable de cumplir y hacer cumplir la Ley, el Presidente, afirma que él “ya transfirió el Bastón de Mando”, simbólicamente lavándose las manos, dejando caer en el regazo de las damas que le pudieran suceder el peso del problema, aun antes de que éstas cuenten con los medios para implementar soluciones y respuestas.
Con este señor siempre los problemas que aquejan a México, sobre todo los muy graves, son responsabilidad de OTROS: o son “los conservadores” o los “neoliberales” o sus antecesores, o los “fifís”, pero nunca de él, que lleva ya CINCO AÑOS al frente del País.
Poco o nada importa que el palo de escoba con listones que él llama el “Bastón de Mando” sea un invento de su imaginación, no significa NADA, ni tiene relevancia alguna: en boca de quien lo invoca es un pedazo de utilería engañabobos, diseñado para simular la celebración de un “bautizo” en el que el saliente transfiere a quien él eligió como sucesora de su mesiánica capacidad “transformadora” (igualmente inexistente).
Y mientras este señor “se divierte” con sus estratagemas políticas, cada día una mayor parte de nuestro territorio cae en poder de los narcoterroristas: pueblos enteros quedan bajo su ley rebasando a las autoridades locales y federales, incluyendo la SEDENA, la cual hace de todo MENOS lo que debería estar haciendo.
Triste panorama el que se nos presenta, pues, con organizaciones narcoterroristas más poderosas que el Ejército TOMANDO plazas a su antojo, mientras que el responsable del desastre continúa mandando “abrazos, no balazos”.