“La guerra es la continuación de la política por otros medios”. Carl Von Clausewitz
El conjunto de fortalezas, torretas, pasajes subterráneos y trincheras que defenderían a Francia de un nuevo ataque alemán, luego del fin de la Primera Guerra Mundial, comenzó a construirse desde 1928. Su edificación tardó 16 años y se extendió desde la frontera italiana hasta la de Bélgica. Su concepto bélico era disuasorio, pensado a partir de la guerra de trincheras desde la que se pelearon las anteriores batallas. Se utilizaron gran cantidad de recursos, especialmente de hormigón y acero, con lo que se pensaba convertir al país galo en el mejor defendido de toda Europa.
Luego de cumplirse el primer año de hostilidades de la Segunda Guerra Mundial, la realidad era apabullante. Un nuevo concepto de guerra, la Blitzkrieg (guerra relámpago), había neutralizado las defensas francesas y todo el país había quedado en manos de Alemania. ¿Qué había sucedido?
Lo que había ocurrido es que la tecnología bélica cambió. El tanque, la aviación y los carros de combate liquidaron a la trinchera, las unidades aerotransportadas atacaron la retaguardia enemiga, y en unas cuantas semanas habían vencido a los franceses y tomado París.
Si la guerra se libra con tecnologías, la política lo hace con ideas. Y en el caso de Guanajuato, se pelea con dos estrategias diferentes. Quienes detentan el poder decidieron construir su línea Maginot, estática, sólida, hermética. En tanto sus adversarios han realizado incursiones detrás de sus bastiones, que les han rendido frutos y conseguido seguidores.
El panismo pensó que convirtiendo a un partido político en instrumento electoral del propio gobierno, podría construirse un ejército organizado de operadores electorales que le garantizarían, por siempre, continuar detentando el poder estatal. Los dineros provendrían de los presupuestos públicos, como lo hacen, criminalmente, todos los partidos, pero la organización se acrisolaría en el seno de las burocracias estatal y municipales en manos panistas. Esta forma de actuar, absolutamente ilegal, les dota de ventajas que ningún otro partido podría poseer. Ironías de la vida, estamos hablando de imitar al viejo PRI, pero recargado.
Ahora la confrontación política se ha transformado. La narrativa ha sustituido a las trincheras del poder, inoculando la imaginería popular. El manejo de mitos y post verdades, la denuncia constante de abusos, la implantación de la soberbia en la cima del Poder Ejecutivo local, la torpeza del principal dirigente, nombrado a dedo por el anterior gobernador, y la metralla constante disparada desde la Federación, están devastando las defensas construidas con tanto esmero y temerarias acciones antijurídicas.
Hasta ahora, lo más que han podido hacer algunos politiquillos abusivos pero audaces es transformarse en payasos que cuentan sus chistes en las redes sociales o en “youtubers” de ocasión. Pensaron que eso era hacer política moderna. La repetición de su efigie en Instagram, multiplicaría votos. Se equivocaron.
Datos actuales indican que la ficticia línea Maginot ha sido flanqueada. Los que creen que el dedazo será la salvación, no entienden que el único movimiento estratégico valioso y oportuno es intentar blindar la principal ciudad del estado, para no perder todo. Allí se dará una batalla difícil, pero al parecer las defensas aún resisten. El resto está perdido por el momento. Mientras en la oposición, solo las traiciones, el desorden y la implementación de estrategias electorales mal planteadas y peor ejecutadas, pueden significar una lucha más pareja. Por ello, como ocurre en toda elección, todo puede suceder. En tanto gran parte de la ciudadanía ( más del 60 %) exige cambios, pero en el PAN, su partidocracia oxidada se reparte un pastel que nunca podrán comer. El poder se les va.
LALC