Hace una semana, justo cuando nos estábamos enterando de las personas que serían encuestadas por Morena para definir su candidata o candidato a la gubernatura, casi al mismo tiempo circulaba un oficio del PAN en donde anunciaba que elegiría a sus candidatos mediante el método de designación, es decir, lo que comúnmente se conoce como “dedazo”.

Empresarios y amigos coincidimos en lo triste que es ver que el otrora partido democrático que antes elegía a sus candidatos en asambleas abiertas a la militancia y mediante el voto directo, ahora se haya convertido en lo que tanto criticó: una estructura monolítica que solo obedece a los designios de una persona o de un pequeño grupo. 

Resulta increíble que hasta Morena vaya a elegir a sus candidatos mediante un procedimiento que es más parecido a un proceso democrático: las encuestas. Hoy en día no se puede concebir que algún partido opere al viejo estilo del priismo más rancio.

Tras más de 30 años ininterrumpidos en el poder, parece que se han enquistado prácticas indeseables en la forma de gobernar, que van desde la concentración de atribuciones, sumisión de poderes e instituciones, tolerancia a la corrupción, agencia de colocación de empleos, y el partido convertido en un apéndice del sistema. Eso explica por qué últimamente se designa a los presidentes del PAN con un perfil bajo y obediente.

A nuestros gobernantes no se les debe olvidar que la soberbia es muy mala compañía, porque solo infla a las personas hasta que revientan. El PAN debe darse cuenta que, alrededor de su virtual candidata, existen algunos impresentables que creen ganar elecciones, cuando no gozan ni de la confianza, ni de la credibilidad de la sociedad.

Hace unas semanas, en una reunión que sostuve con un grupo de líderes empresariales de la ciudad, comentábamos el hecho de que en el ámbito estatal, el gobierno aplica prácticas similares a las que tanto se critican a nivel federal: si en el congreso federal se mayoritea el presupuesto, aquí se hace lo mismo, si allá se ataca al poder judicial, aquí se le somete, si en México se agrede a las instituciones, aquí se les utiliza y manipula, si a nivel federal hemos tenido un retroceso en los avances democráticos que se construyeron en muchos años, aquí, si no se toma consciencia ni se recompone el rumbo, podremos tener un sexenio con retrocesos en seguridad, agua, pobreza, competitividad, transparencia, etc.

Pero a todo esto, hay que preguntarnos, ¿de quién es culpa? ¿de los gobernantes o de quienes los pusimos? es decir, de los ciudadanos. Lamentablemente me parece que la respuesta está más ligada a esto último.

Parece que los ciudadanos hemos dejado de interesarnos por la política, pareciera que el haber tenido tantos años al mismo partido nos hace inercialmente pensar que no podemos exigirles o cambiar de opción. Pareciera que sin reflexionar, asumimos que todo lo que hacen los gobernantes está bien hecho, y por ello hemos dejado de cuestionar, o peor aún, nos hemos embelesado y preferimos el espejismo que significa la comodidad y los privilegios que a veces nos ofrecen.

Recientemente, en un grupo de buenos amigos que hemos tenido posiciones de liderazgo en la ciudad, comentábamos que los partidos están en crisis porque los ciudadanos estamos en crisis, y eso, inevitablemente se refleja en nuestras instituciones políticas. Por ello, reitero, como lo he dicho antes, estamos viviendo una tragedia porque, sabemos que las cosas no están bien, pero lo que puede llegar (Morena) resultaría mucho peor, el PAN no puede ganar por ser el menos peor, pues sería una victoria pírrica… estamos en una especie de “atrapados sin salida”.

 

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