Realmente es una gran tristeza ver la tragedia que se vive en Israel.  Y viene a sumarse a la otra guerra que se hace entre Rusia y Ucrania. A mi parecer, las guerras no tienen sentido… ninguna guerra vale el precio que se paga por ella, ningún motivo para mí, es válido.  

No he querido ver, la verdad, ningún video ni foto sobre la situación de Israel porque no quiero llenar mi mente ni mis recuerdos de cosas que sé que me van a lastimar y que difícilmente, olvidaré.  

¿Por qué? ¿Bajo qué razones alguien puede justificar el hacer a otro ser humano o a sus hijos o a sus padres, algo que no le gustaría que le hicieran? ¿Por religión? ¿Por raza? ¿Por política? ¿Por dinero? ¿Por tierras?  Vuelvo a repetir que, en lo personal, no pienso que ningún motivo es válido. 

Todas, absolutamente todas las Religiones hablan de “Amar a Dios” (ya sea que le llames Yahvé, Cristo, Alá, Brahman, Shiva o Vishnu, Shen, etc.), sí, pero en igual medida, en “amar a tu prójimo”… y tu prójimo es el que tengas más próximo a ti.  Y en esta, como en muchas otras peleas, vemos cómo gente que vivía con otras personas en perfecta armonía, de un momento a otro se vuelven enemigos acérrimos. 

Creo que en todo el mundo, cuando se han desatado conflictos bélicos, siempre atrás, veladamente o no, por motivos económicos… y la gente nos convertimos en piezas de ajedrez al servicio de algunos que solo están velando por sus intereses.  Utilizan nuestro patriotismo, religiones, razas, historia, creencias, sentimientos, ideas, odios, valores y muchas cosas más para “motivarnos” a aceptar lo inaceptable: matar a otra persona. 

Existen miles de libros, cientos de películas, millares de historias que nos dicen una y otra vez, esto: que en las guerras, nadie gana, todos pierden… que se crean y recrean conflictos y odios, donde antes había armonía y paz, pero pareciera que lo olvidamos ¡con una facilidad!.  Y caemos de nuevo en el juego de creernos “heroínas y héroes”, “los buenos y los malos” para iniciarlo otra vez. Y lo que es peor, creamos y recreamos las mismas historias con nuestros pequeños.  

Solo a través de una verdadera Cultura de la Paz, vamos a, de verdad, provocar un cambio en nuestro mundo.  Una Cultura de la Paz, según la UNESCO (1999) consiste en una “serie de valores, actitudes y comportamientos que rechazan la violencia y previenen los conflictos tratando de atacar sus causas para solucionar los problemas mediante el diálogo y la negociación entre las personas, los grupos y las naciones”.  ¡Promovamos el diálogo y la no violencia! ¡Iniciemos una nueva forma de enfrentar las dificultades! ¡Enseñemos a los menores a respetar al otro!   

Y no olvidemos que la Paz verdadera, inicia en tu interior. 

P.D.  Pienso que sería bueno que el Presidente López pudiera aprender a dialogar y respetar con nuestro Sistema Judicial, en lugar de ponerlos como los “malos” y quitarles su presupuesto.

DAR

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