Está echada a andar la operación de rescate más importante tras el devastador paso del huracán Otis: salvar al presidente López Obrador.
Acatando la línea de la mañanera y apoyados por el aparato propagandístico al servicio del Estado, los medios de comunicación afines al gobierno, los periodistas funcionales al régimen y los intelectuales a sueldo, están tratando de justificar que el presidente no avisó a su pueblo de lo que venía, echando mano de un viejo recurso: no podía saberse.
Para ellos y para el gobierno, la prioridad no es el rescate de los damnificados. La prioridad es lavarle la cara al señor presidente porque no actuó a tiempo, no avisó del huracán a los pobladores de Guerrero y se ha quedado chiquito en su respuesta a la magnitud de la emergencia.
Pero para su mala fortuna, los datos duros los exhiben: sí podía saberse.
Desde las 3:15 de la madrugada del martes el Servicio Meteorológico Nacional advirtió que Otis se convertiría en huracán, que iba directo a Acapulco y había que extremar precauciones a la población en general. El presidente, que presume que se levanta temprano y que lo primero que hace es tener una reunión de seguridad a las 6 de la mañana, no dijo absolutamente nada en su conferencia mañanera de ese día que duró 2 horas con 40 minutos. Ni una palabra.
Su negligencia se acentúa con el paso de las horas. A las 3:15 pm Otis ya era categoría 3 y el Meteorológico advertía que en la noche sería 4. El presidente siguió sin decir nada por horas. Puso un tuit hasta las 8:06 pm. A esa hora, ya poco podía hacer la gente: era de noche, estaba lloviendo y había vientos de más de 200 kilómetros por hora.
AMLO queda más exhibido si vemos las alertas del Centro Nacional de Huracanes de Estados Unidos: desde un día antes, el lunes a la 3:48 pm, se lanzó una alerta temprana de que Otis podía ser huracán. A las 9:38 pm del mismo lunes ya decía que sería huracán: “la potencia de Otis se intensificará”. El martes a la 2:56 pm ya hablaba de “huracán de grandes dimensiones”. El primer tuit de AMLO se publicó cinco horas después.
Cada minuto contaba. El presidente tuvo información y elementos para advertirlo, y no hizo nada. Eso están tratando de tapar el gobierno y sus voceros.
La negligencia del presidente de México permeó hacia abajo en el obradorato: el secretario de Gobierno de Guerrero, el morenista Ludwig Reynoso, inauguró esa noche una convención minera con cientos de invitados. Sí. Con el huracán ya en categoría 4.
Gsz