Creo que, como tod@s pensamos, lo que pasó en Acapulco fue una tragedia fenomenal, que ha traído nuestro ánimo en un subibaja de emociones y pensares. 

Me dio tanto coraje saber que a pesar de las advertencias del CNH (Centro Nacional de Huracanes) de Miami que se hicieron 22 horas antes, no se previno a la gente ni se hizo nada… que ni el Presidente en 2 horas de mañanera hiciera siquiera una mención. 

Ver cómo el huracán “Otis” destrozó uno de los lugares más hermosos, más entrañables  y más representativos de nuestro México lo deja a uno con el corazón apachurrado, la boca abierta y la mente impactada por el poder de la naturaleza…y en el ánimo de tod@s, el gran deseo de ayudar a nuestr@s herman@s.  

¡Qué desesperación y desilusión ver al Presidente querer acceder a Acapulco a través de una carretera desecha!  Él y su Estado Mayor, con todos los peligros que implicó, varados en medio de la selva, tratando de sacar un jeep con el lodo tapando las llantas me hizo pensar: ¿En manos de quién está nuestro país? ¿Así toman las decisiones importantes? ¡Con razón estamos cómo estamos!  Y el Presidente nunca llegó al Puerto… nunca logró su objetivo… ¡qué decepción! 

¡Qué impotencia ver que el Fonden (Fondo de Desastres Narurales) que servía para este tipo de situaciones, Morena lo desapareció! Y que ese mismo partido ahora sugería que tod@s donáramos un peso para subsanar el agujero presupuestal que habían realizado, era no mostrar vergüenza. 

Luego, me llegaron varios WhatsApp y en diferentes medios vi que se pedía ayuda… pero, al escuchar en un comunicado del mismo López, que “solo el Ejército podía repartir la ayuda… ni las ONG, ni la sociedad civil…”,  ¡la esperanza se me fue a los suelos! ¿Por qué? ¿Con qué derecho se nos quita la libertad de ayudar y ser solidarios, si es algo que llevamos en nuestro ADN? Inmediatamente se me vino a la cabeza  que se iba a usar esa ayuda con fines políticos… ¡qué descaro, Dios! 

Y después vi varios mensajes de gente que quería apoyar y no la dejaban.  Pero lo que sí me sobrepasó, fue escuchar un audio de un señor al que literalmente, el Ejército asaltó y maltrató.  Ya estaba yo diciendo a mis amistades y grupos de no ayudar, cuando me llegan otros mensajes… ahora de esperanza y necesidad.  

 Y entonces retomo mi postura inicial, que me imagino es la de todos, la de ser solidarios, y digo: Hay que ayudar. Hay que vencer la maldad con bondad. Sí, queridos lectores, queridos amigos, ¡hay que cooperar y apoyar con tanto que no se den abasto para ocultarlo, robarlo o manipularlo! Hay que llevar cuánta ayuda podamos, ahora el doble (para que alcance a los que roban y aún, sobre) con el fin de demostrar que somos más las mujeres y hombres de bien que los que desean hacer el mal!  ¡Vamos, juntos, como siempre, todos los mexicanos a apoyar a nuestros hermanos en desgracia! ¡Hoy por ti, mañana por mí! ¡Nadie se puede robar nuestra esperanza ni nuestra solidaridad! ¡Nadie nos puede obstaculizar ni arrebatar nuestra esencia!  ¡Vamos, México! 

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