Como buenos mexicanos celebramos el “Día de Muertos”, una hermosa tradición que se ha expandido y que nos ha hecho famosos a nivel mundial. 

Porque creo que ningún otro país “celebra” lo único seguro que tenemos tod@s los que estamos vivos: “La Muerte”. En México tenemos esta cosmovisión única respecto a la Muerte: para nosotros representa el renacimiento y el reencuentro con los seres queridos que ya no están… que se nos han adelantado. Es por eso, que las celebraciones indígenas del Día de Muertos, del 1 y 2 de noviembre fueron declaradas por la UNESCO como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad.

A mí parecer, es a partir de la película del reconocido James Bond, el agente 007, “Spectre”, filmada en la CDMX, en 2015 y que recrea un desfile de Catrinas y muertos, cuando se convierten en una tradición más fuerte, los ya conocidos “Desfiles de Catrinas”.  

De igual forma, con la popular cinta “Coco” hecha por Disney, esta festividad tomó aún más sentido y reconocimiento. Y lo es, a tal grado que tanto en las escuelas, universidades, hospitales, clubes, aeropuertos, embajadas, consulados, oficinas de gobierno y privadas ya se hizo tradición crear un “Altar de Muertos”, para recordar, ya sea a personajes célebres o a personas que laboraron o estudiaron allí. 

En León y me imagino que en muchas ciudades más, es típico encontrar por estas fechas, las Ferias del Alfeñique, a las que es un placer tanto visual, como gastronómico, acudir. Poder admirar la cantidad de Catrinas con una variedad increíble de materiales; los dulces alfeñiques con personajes de ahora y de antes, de azúcar, de leche, de pan, que hacen la fascinación de chicos y grandes;  el colorido, la creatividad, ¡realmente es hermoso… y sabroso! Ya ni hablar de ir a comer el “tradicional fiambre” al conocido “Hotel León”.

Yo pongo cada año mi Altar y aunque me cuesta un poco de trabajo, todavía, poner la fotografía de mis Papás; me he dado cuenta que es una forma de seguirlos manteniendo con nosotros… vivos, tanto en nuestra memoria como en el corazón… porque trato de recordar cuáles eran sus platillos favoritos o las cosas que les gustaban y hacían, para colocarles algo relacionado y me encuentro con que al explicárselos a mis niet@s o a las visitas, es como una forma de que sigan estando presentes en nuestras vidas. Igual me pasaba con mis hijas: me pedían saber cómo había sido su Abuelo Agustín (a quien no tuvieron la suerte de conocer) o nuestr@s Abuel@s, tanto míos como los de mi esposo y el simple hecho de platicárselos, es evocarlos, invocarlos…

Siempre es lindo recordar a quienes nos amaron y amamos… aunque sea un poco difícil, a veces, reconocer que ya no están y que no volverán… se necesita valor y sobreponerse a esa tristeza que surge de repente, sin que te des cuenta. Pero me gusta imaginarme que como en la película de “Coco”, es un día que en especial se nos hacen presentes, como si vinieran a visitarnos… los recordamos y revivimos algunas de sus anécdotas… y al hacerlo, los honramos… honramos nuestra historia y nuestras raíces… Gracias a tod@s ell@s estamos hoy nosotr@s, aquí. 

Y tú, estimad@ lector@ ¿pusiste tu Altar de Muertos?

P.D. ¡Parece que la ayuda, por fin, está llegando a Acapulco! Solo una pregunta ronda por mi cabeza: ¿Por qué en situaciones semejantes contamos con el apoyo de muchos países y pareciera que ahora no? Pues aparentemente la ayuda la han ofrecido, solo que el Gobierno Federal no la ha aceptado o no acepta que sean los mismos países y organizaciones l@s que la repartan… ¡otra raya al tigre de la 4T!

 

RAA

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