A poco menos de un año para que esta Administración termine, siempre es bienvenida una evaluación del desempeño de los servidores públicos municipales, pero no solo de los que trabajan en la parte centralizada, sino que también debe extenderse hacia los que hacen en los organismos descentralizados.
Y es aquí en donde vemos dos casos de directores que se han visto en medio de escándalos que han generado dolores de cabeza al Ayuntamiento; me refiero al director de la Comisión Municipal del Deporte (Comude), Isaac Piña Valdivia, y al director del Instituto Municipal de la Juventud (Imju), Ismael Zúñiga Ramírez.
En el caso del director de la Comude, en fechas recientes se han conocido dos temas que representan preocupaciones para el Ayuntamiento: el primero es sobre las omisiones y mala gestión que se ha dado sobre el concierto del cantante Luis Miguel, pues aún cuando desde el mes de mayo de este año el director tenía conocimiento de su celebración, no dio aviso oportuno de las irregularidades y el desorden que hoy se tienen sobre la expedición de permisos y la viabilidad de utilizar el estadio de beisbol para que ahí se desarrolle este evento.
Adicionalmente, se supo de presuntas irregularidades en la adquisición -por asignación directa- de uniformes deportivos mediante contratos que, en apariencia, fueron segmentados para evitar caer en los supuestos de licitaciones públicas. Este asunto está bajo investigación en la Contraloría Municipal y pronto deberá resolverse si se hizo algo indebido, pero se confirma que este director hace lo que quiere sin ninguna consecuencia.
En el caso del director del Imju es mucho más grave, pues se trata de señalamientos de acoso laboral que desencadenó la salida de varios jóvenes trabajadores del instituto.
La versión oficial señala que con la entrada del C. Ismael Zúñiga, en febrero de este año, en sustitución del C. Mizraim Macías, se tuvo que aplicar una depuración de personal ocasionada, presuntamente, por actuaciones indebidas de parte de algunos servidores públicos. Depuración que no tendría nada de malo en caso de que se hubiera comprobado el mal comportamiento, pero lo que sí es inaceptable es la manera en la que se intentó obligar a los trabajadores a presentar sus renuncias “voluntariamente”, buscando evitar otorgarles las liquidaciones a las que tienen derecho por ley.
Algunos de estos jóvenes solicitaron audiencia con quien esto escribe, en la que me narraron las acciones de hostigamiento, presiones psicológicas, invisibilización, reasignación de actividades y amedrentamiento de que fueron objeto, tratando de que presentaran sus renuncias.
Cuando estos jóvenes presentaron denuncias en la Contraloría Municipal para acusar que estaban siendo violentados, la dirección del Imju “ofreció” pagarles sus liquidaciones completas a cambio de que retiraran sus demandas, es decir, forzarlos a llegar a un acuerdo para que pudieran obtener su indemnización por despido injustificado, comprometiendo su dignidad y aprovechándose de su necesidad económica y terminar con las agresiones de que estaban siendo objeto.
Pero el peor de los casos se presentó con un muchacho que fue citado para hablar con el director, quien le estuvo presionando y amenazando, a grado tal que cuando el joven pidió respeto, Ismael Zúñiga le respondió con groserías y ninguneando los derechos del joven (hay un audio que así lo acredita).
Ambos directores aquí señalados merecen ser evaluados y en su caso sancionados por sus Consejos Ciudadanos, principalmente el titular del Imju; es inconcebible que este servidor público siga siendo parte de esta Administración, pues su comportamiento, además de inadmisible contraviene los valores del Ayuntamiento, y nadie, por ninguna razón, puede ser denigrado ni privado de sus derechos de esta manera.