“Solo hay algo peor que el PRI: la oposición”, declaró Martínez Domínguez a lo largo de la Dictadura Perfecta, según calificó Vargas Llosa al partido tricolor al final del siglo XX. ¿Más definiciones históricas? Aquí van, una de Miguel de Bataller, regente de la audiencia en México, 1821: “No puede darse a los mexicanos mayor castigo que el de que se gobiernen por sí mismos.” Imposible dejar fuera del tintero otra frase del pintoresco “Quince Uñas”, Antonio López de Santa Anna: “Con este congreso no esperemos progreso” y, por supuesto, lo clausuró.
El dueño de Morena, director vitalicio del movimiento político que día con día cumple su promesa de mandar “al diablo a las instituciones de la República” dispone impunemente del presupuesto federal para eternizarse en el poder, en lo que podría llegar a ser un interminable Maximato de incuantificables consecuencias en todos lo órdenes de la nación.
La 4T financia ilegalmente con ahorro público, las campañas electorales de sus candidatos al contratar estadios, bardas, camiones, anuncios espectaculares, medios de transporte para sus mítines y despensas, en lugar de cumplir con las obligaciones presupuestales establecidas en la Constitución.
Además de lo anterior, con cargo a nuestros impuestos, pagan la nómina de casi 400 mil “siervos de la nación”, una estructura electoral para hacer proselitismo político comprando de puerta en puerta la voluntad política de los sectores marginados del país. Dichos “siervos” regalan miles de millones de pesos y millones de celulares y de tarjetas SIM, Chips, para tener contacto directo con los suscriptores y así, amenazar a ninis, madres, solteras, personas de la tercera edad y becarios entre otros beneficiarios más, con la cancelación de “las ayudas” que les envía López Obrador, advertidos de que si perdiera la señora Sheinbaum en 2024 también perderían esas prestaciones producto de la “generosidad de AMLO.” Por si fuera poco, 22 gobernadores de Morena invierten su tiempo y enormes cantidades de recursos públicos en los mismos objetivos, mientras la autoridad electoral no escucha, ni ve ni impone la ley para lograr una competencia política justa.
Ahora que comienzan las campañas para renovar la presidencia y el congreso, la oposición arranca en una desventajosa condición ya que, de cara a los comicios locales y federales, habrá de limitar su participación a los recursos y condiciones establecidas en códigos y normas, mientras que para Morena nada de que la ley es la ley ni que los presupuestos tienen fines específicos ni que el Poder Judicial ni los organismos autónomos tengan que velar por la aplicación de la Carta Magna.
Mientras tanto, los señores Alito y Cortés, del PRI y del PAN, parecen estar más interesados en cumplir compromisos políticos que en organizarse para enfrentar una nueva y amenazadora elección de Estado que, de tener éxito, acabará con nuestra democracia y con el futuro de nuestro país. Uno, necio, conduce el volante y el otro, terco, opera los pedales: nos vamos a estrellar. ¿Cómo es posible que PRI y PAN no se hayan podido poner de acuerdo en la candidatura de la CDMX, la más importante después de la presidencial y además parezca que ponen más atención en las elecciones locales que en las federales?
¿No se trata de detener a Morena? ¿Dónde está la estrategia del Frente Amplio frente a un enemigo muy poderoso, depredador y tramposo que se considera invencible? México se encuentra en grave riesgo y en la oposición, de la que depende el porvenir, existe una hoguera de vanidades, envidias, complejos, traiciones, rencores, recelos, desencuentros e improvisaciones que deben despertar sonoras carcajadas en el interior de Palacio Nacional.
¿En quién va a confiar Xóchitl en medio del griterío, de los enmascarados, de los egoísmos y de los intereses inconfesables, cuando la fecha fatal de las elecciones federales se acerca con la velocidad de un relámpago? ¿Entenderán los integrantes del Frente Amplio que de empezar a cundir la sensación de que Xóchitl no es la solución careceremos de tiempo para reconstruir su imagen?
¿Es cierto que lo peor del PRI es la oposición, y que el mayor castigo es que nos gobernemos solos y que con el próximo congreso tampoco deberemos esperar progreso?
No podemos seguir serruchando la rama sobre la que estamos sentados, mientras entonamos el himno nacional con fervor patriótico.
Gsz