Con 134,500 + homicidios en los primeros 58 meses del sexenio, el Lord de Macuspana habrá presidido el sexenio más violento en la historia de México, lo cual lo ubica entre los primeros lugares del mundo, superado escasamente por países en guerra como Ucrania o Palestina en índice de muertos por cada cien mil habitantes.
¿Acaso le preocupa esta estadística al Emperador Lopezuma? Para nada, pues ya le tiene “solución”: ¡El ganeo está en el conteo! La FGR simplemente deja de contabilizar homicidios para reducir la suma de manera ficticia y que sus “adversarios” no puedan emplear estos fatídicos números en su contra. Sobre todo con miras a la elección del 2024.
Lo mismo acaba de hacer con la cifra de desaparecidos. Estos los ubicaba la dependencia de Gobernación, “Comisión de Búsqueda”, cuya titular era Karla Quintana, en poco más de 113 mil personas. No le gustó al Macuspano, despidió a la encargada de la dependencia y puso a sus achichincles a hacer su propio censo de desaparecidos, acusando a la responsable de inflar las cifras, quesque porque ella era “conservadora”.
Poco le ha faltado al Tabasqueño Dictador para asegurar que Aburto también mató a Kennedy en una conspiración “conserva” que busca perjudicarlo. Este Señor que encabeza la Cuarta Tergiversación es un costal de mañas, se las sabe todas y las emplea todas:
Desviar la atención, evadir responsabilidades, culpar a otros, inventar enemigos, hacerse el mártir, tirar la piedra y esconder la mano, llamarle al espionaje que realiza (él y sus proxenetas, como Ernestina Godoy, Fiscal de la señora Sheinbaum), “labor de inteligencia”, dividir a los partidos de oposición y etcétera.
Ahora que este mote, el que les citamos líneas arriba, no es el único que le cuelgan al rey.
En un libro que está a punto de iniciar su venta, la periodista Elena Chávez, autora del “Rey del Cash”, escribió una segunda entrega titulada ahora “El gran corruptor”.
La escritora conoce bien las entrañas de la 4T pues fue pareja por largos años de la persona más cercana al Emperador Lopezuma, que lo acompañó años en todas sus giras (César Yáñez) y periplos siendo su vocero, y a quien recién llegado al poder el Macuspeño le propinó una patada en el trasero y lo mandó al basurero.
Entre muchas otras cosas relata el libro, vía entrevistas a personas que vivieron los casos, cómo se las gastan en el tema de corrupción y extorsión en la 4T los más cercanos al Tlatoani. Según esto, hay un capítulo entero dedicado solamente a las andanzas de uno de los hijos del Señor de Macuspana.
Obviamente existe una gran expectativa, en un amplio sector de la población, por leer esta nueva entrega de la periodista y ex Cuatroteísta, Elena Chávez.
Pero, volviendo al tema de los homicidios, las cifras que mencionamos al inicio de este artículo no solo son las cifras oficiales (antes de la rasurada) sino que son las que maneja -y reveló- también la Coparmex. Lo hace con preocupación, pues la más elemental lógica y conocimiento del factor paz social como ingrediente del crecimiento económico considera la violencia y la inseguridad como un factor inhibidor de la inversión, de la creación de empleos y de la expansión económica.
Esto aun cuando el entorno global, tal como el “nearshoring” contribuye y ayuda a México a atraer inversión extranjera.
Seguramente la Coparmex considera que si no se reducen los índices de violencia, que si no se restaura la paz social y se generan índices de seguridad aceptables, México será incapaz de poder aprovechar este momento tan bonancible y favorable.
La inseguridad asusta y ahuyenta la inversión. Y no se va a controlar nunca, ni se podrá enfrentar exitosamente, mientras la preocupación del Gobierno sea no el combatir y reducir los delitos, sino el no contabilizarlos para esconder los niveles reales de homicidios y desaparecidos.
Si solo un porcentaje pequeño de los desaparecidos lo están por haber sido víctimas de la violencia, ¡imaginen ustedes a dónde ascenderían las cifras de homicidios!
¡México fácil podría ser el País más violento del mundo! Este “logro” sí que está al alcance del Tlatonai, éste más preocupado en simular que en enfrentar, en aparentar que en solucionar, en engañar más que en rescatar nuestra paz social.
Menudo problemita le heredará el Cacique a quien lo suceda: ¡Marcelo, te va a ir mejor como Embajador en Francia!