EN MEDIO de la euforia fosfo-fosfo que trae la campaña de Samuel García, ha sido bastante notorio que Luis Donaldo Colosio decidió pintar su raya de la candidatura presidencial de su compadre.
LAS EVIDENCIAS son más que claras para quien quiera verlas. Primero, Colosio no acudió al registro de Samuel, con todo y que fue en domingo, que formalmente es día inhábil. Y el segundo desaire fue este lunes, también día de asueto, cuando el alcalde de Monterrey brilló por su ausencia en el arranque de campaña del abanderado de Movimiento Ciudadano.
NO ESTÁ CLARO por qué si han jugado como la dupla estelar emecista, ahora Colosio decidió guardar distancia. Puede ser, como ha dicho él mismo, que no son los tiempos, ni para él ni para Samuel, de dejar truncos los mandatos que ambos recibieron por parte de los ciudadanos de Nuevo León.
O BIEN, como ha externado en otras ocasiones, que Colosio no comparte la idea de dividir el voto opositor con tal de beneficiar al proyecto oficialista de Claudia Sheinbaum.
SEA POR lo que sea, es un fuerte golpe para Samuel García -y para MC- que Luis Donaldo Colosio no comparta el optimismo presidencial de su compadre, “El Imparable”.
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APENAS está arrancando su precampaña y Xóchitl Gálvez ya hizo su primer milagro: en Chihuahua logró reunir en torno a su candidatura a los ex gobernadores priistas Patricio Martínez, José Reyes Baeza y Fernando Baeza, al lado ni más ni menos que del panista Francisco Barrio. Quienes saben cómo fueron los durísimos enfrentamientos entre PRI y PAN, cuentan que antes no podían verse ni en pintura y ahora hasta posaron para la foto. Claro que no faltó el malora que dijo que nomás faltó César Duarte… que está preso.
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ANTE TODO la dignidad, siempre y cuando no le estorbe al hueso. Resulta que de los 500 diputados federales, 471 quieren reelegirse. Pero el caso de la diputada Selene Ávila es de asombro.
COSA DE recordar que la morenista protagonizó tremendo drama en la discusión del presupuesto y acusó a Morena de ser insensible por no dar recursos para Acapulco, por lo que ahí mismo en el Salón de Sesiones anunció públicamente su renuncia al partido guinda. Y, sin embargo, también se anotó para reelegirse por Morena.
“SI ME CUESTA el cargo, se los entrego, pero la dignidad jamás”, fue su frase célebre cuando rompió lanzas en San Lázaro. Al final, de lengua se comió un taco.