?Tuve la gran fortuna de participar en la carrera que así se llama.  La verdad, ¡fue maravilloso! ¡Fue una experiencia única de amor, solidaridad, acompañamiento, humanidad!

Las han creado varias organizaciones civiles de personas con algún tipo de capacidad diferente afiliadas al IFADI (Red de Instituciones a Favor de la Discapacidad);  y son apoyadas por los gobiernos municipal y estatal, la Universidad La Salle, Caja Popular Mexicana, TV Cuatro, Mdos Capital, Colegio Guanajuato, CT , Ruba y Comuntia, entre otras.  El objetivo de las carreras es convivir y sensibilizar a la gente de lo que viven cada día una persona con discapacidad. Y parece ser que son únicas en su género.

Este sábado 25 fue la 7ª Carrera y me impactó ver la llegada de tanta gente entusiasmada por participar, ya que desde las 7:30 am había una larga fila de coches para ingresar al Parque Metropolitano.  El boleto costaba $450 e incluía 2 playeras; una blanca para la/el ahijad@ y una negra para la madrina o el padrino, 2 medallas y 2 cangureras (de muy buena calidad y muy prácticas).  Y la idea es acompañar a la persona con capacidad diferente a llegar a la meta, que puede estar a 500, 1,500 y 3,500 metros, ya sea corriendo, trotando o empujando la silla de ruedas, la bicicleta o el carrito.

Mi amiga Cachis Ochoa de Gallardo, quien colabora con “Don Bosco sobre ruedas” ya me había invitado en otras ocasiones, pero por algo no había podido asistir, ¡y ahora decidí no perderme ninguna! ¡Sales lleno de energía, amor y de esperanza! ?Esta vez la organizó ALDIM encabezada genialmente por Carmen López Santillana, su familia y su equipo de trabajo.

En el camino me encontré con 3 muchachas, una de ellas con una pierna artificial, tratando de llegar al parque y les ofrecí aventón.  Ya en el Metropolitano, había 2 filas, las de ahijad@s y madrinas o padrinos, y así, te van dando acompañante al azar… había personas sin vista, con sillas de ruedas, con síndrome de Down, sordas, autistas, con tantas diferencias como somos los humanos, de todas las edades… y lo más lindo, acompañadas de sus familias. A mí me tocó con Chema, un gran muchacho, animoso, sonriente y amable, que lleva 4 años en silla de ruedas y que llegó solo, en un Uber.  Me llamó la atención que entre los acompañantes, había varios jóvenes que estaban haciendo su servicio social y me pareció extraordinario que La Salle y el Colegio Guanajuato apoyen con eso, porque creo que es muy importante que a esa edad te des cuenta que hay gente en diferentes situaciones, con la que puedes convivir, aprender y que necesita de tu ayuda y de tu inclusión.

Se hace la inauguración y allí vamos.  Yo le dije a Chema, que él se adelantara, porque me fijé que para ellos, los de sillas de ruedas, sí era más competencia…había uno que hasta se había comprado una silla especial de carreras.  Es interesante ver que en el pedacito de salida que estaba sobre pasto, es más difícil caminar y mover las sillas y los carritos. Ya en el pavimento, los de las sillas se van volando y son difíciles de alcanzar.  Vi a un señor que jalaba en un carrito a una niña autista; a un niño que iba con su bici especial;  otro con Down que corría como gacela;  familias completas… una abuelita que llevaba a su nieto y que iba despacito porque ya había caminado desde la entrada principal… una mamá que iba atrás de su nena Down y la madrina para que se sintiera segura… una señora que va cada año a acompañar a alguien por el simple placer de hacerlo…

Los grupos de organizadores, algunos disfrazados, que te animan,  te ayudan con tus dudas o acompañan a quienes lo ocupan.

Y después, la convivencia… darse cuenta que para muchos de ellos es de sus únicas salidas.  Me acordé de las épocas en que los ocultaban o los ponían en asilos.

¡Fue prodigioso ver todo ese grupo de gente tan diferente, acompañándose a andar por la vida… simplemente disfrutando el poder hacerlo en compañía, en armonía! ¡con tanto amor, con tanta paciencia, con tanta compasión!  Se me hacía un nudo en la garganta en ciertas situaciones… y aún ahora, al escribir, se me llenan mis ojos de lágrimas por lo vivido. ¡Somos maravillosos los humanos, podemos hacer cosas soberbias cuando nos lo proponemos!

Luego pensé que si a mí me había costado un poco de trabajo llegar temprano porque tuve una reunión de mis compañeros del Lux, el viernes, ¿qué tuvieron que hacer ellos para poder estar ahí a tiempo, con sus carritos, con sus niños, con sus comidas y lo que necesiten de cuidados especiales?

Desde esta sencilla columna, me uno al llamado de “Inclúyeme contigo”… participemos, donemos, ayudemos… seamos inclusivos con aquellos que por alguna causa, son diferentes, ¡pongámonos, vivamos de verdad, en su lugar!.

P.D. 1 Terrible el asesinato en León, de Adolfo Enríquez Vanderkam.

P.D. 2 Infame las 3 mujeres propuestas por AMLO para la polémica sustitución de Zaldívar en la SCJN.

DAR

 

Leave a comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *