Estamos metidos ya en cruzar el Puente Guadalupe Reyes. Estos días -a pesar del pronóstico de los datos económicos para el año 2024 con bajo crecimiento económico-, los mexicanos los gozamos como nunca y gastamos como siempre, para olvidarnos un rato de los problemas y disfrutar de los viajes o de las compras. Sí, las clases medias mexicanas tienen hábitos de consumo bien arraigados. Al final del año, el ciclo económico se dinamiza pues las empresas saben que las familias tienen ingresos extraordinarios por los aguinaldos.
Siendo una prestación de ley, el aguinaldo, es un ingenioso invento mexicano, para que las empresas y el gobierno, recompensen al final del año, a los cumplidos trabajadores y éstos puedan realizar compras, pero fundamentalmente, pagar deudas. Comprobado está que como pueblo gastamos más de lo que ingresamos y que somos asiduos visitantes de las Casas de Empeño para cubrir el monto de deudas que nos encontramos en la llamada “cuesta de enero” y gustamos de meterle deuda a la tarjeta de crédito o a las tandas, para poder sacar el gusto de las fiestas de final de año.
Pero los datos de la economía son concretos. Escasamente alrededor del 23 % de la población mexicana tiene acceso en alguna medida a los aguinaldos, pues la cobertura de los trabajos de planta que incluyen prestaciones, todavía es baja. Me refiero a quienes trabajan para empresas privadas o que sobreviven en el desempleo, pues lo que les queda es salir al comercio de final de año a las calles, tianguis, redes sociales, para poder tener en estas fechas, ingresos frescos y aplicarlos en reuniones, regalos, comidas.
Los burócratas son cuestión aparte. Los datos duros sobre la cantidad de trabajadores del gobierno en sus tres niveles, apenas alcanza cantidades oscilantes en el 8 % de la fuerza laboral del País. Pero si nos metemos a investigar sobre aquellos que, en el IMSS, CFE, Pemex, universidades públicas, tienen trabajos de planta para toda la vida y sumamos la cantidad de prestaciones que tienen, entonces podríamos comprobar que hay mexicanos de primera y de segunda clase. Sí, en los de “primera clase” está, precisamente el grupo de trabajadores del gobierno que disfrutan al menos de 15 días de aguinaldo, pero que reciben en la práctica, más.
Entonces, el 92 % de la población económicamente activa, tiene trabajos temporales, por honorarios o por destajo o por producto terminado, o en el auto empleo, para tener a final de año, fiestas sin aguinaldo. Y esto no es fácil de comprender. Quienes lo reciben, son un grupo privilegiado por la vida, pues el resto, las mayorías, no tienen ese ingreso adicional al finalizar el año. Por eso, quizá, se suma el invierno a esta realidad económica que al iluminarse de colores al final del año, lleva a muchos al desconsuelo. Sí, a la frustración, cuando se percibe que es difícil obtener un trabajo bien remunerado y con prestaciones como lo es el aguinaldo. Tendríamos efectivamente que trabajar juntos el gobierno y las empresas, para poder generar mayor valor agregado a los productos y servicios, para poder con esa riqueza, transformar todo en mayores prestaciones y así, gozar más personas, del aguinaldo en estas fechas. Se requerirían de mejores leyes para facilitar la producción y la productividad y repartir mejor la riqueza.
Los pronósticos de consumo del Inegi para el 2024 son buenos y el cierre del último trimestre del año, también lo ha sido. El PIB Producto Interno Bruto lo registra. Solo que al medir los donativos que reciben las asociaciones civiles en la región y el incremento de indicadores de pobreza, regresamos a la realidad de que no somos generosos con los remanentes que tenemos al final del año. Se constata con datos del Coneval que León tiene el mayor número de concentración de pobres del Bajío, sí, pero esto tiene relación con los bajos niveles de remuneración en empleos y con la baja cobertura de prestaciones y por tanto, de aguinaldos para el final de año. Por eso, al final del año deberíamos no solo pensar en regalar a los nuestros, a los cercanos, sino también a las grandes mayorías que en estas épocas no tienen esos ingresos extraordinarios, para festejar el bienestar, que son los aguinaldos de vida.

 

RAA

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