Algunas personas solemos rehuir las pláticas complejas, esas en donde se deben aclarar temas que de antemano reconocemos molestarán a nuestro interlocutor o a varios.  Entonces, decidimos posponer estas conversaciones con el pretexto de mantener paciencia, guardar prudencia o esperar a que se diluyan en aras del rencor o del distanciamiento o tal vez, en el mejor de los casos, del buen olvido que dicen algunos “todo lo cura”. Desafortunadamente, en muchas ocasiones, a los años y en perspectiva, nos damos cuenta de que esa decisión silenciosa no fue la más atinada.

El cierre de año pudiera servir para hacer un análisis de esas conversaciones que hemos postergado y siguen tocándonos el timbre del desasosiego. El punto de inflexión es el cómo abordar ese tema. Creo que el primer paso sería el mirar en dónde y por qué nos duele, cómo nos ha afectado y quién en mí reclama para analizar qué resultados puedo obtener toda vez que exponga argumentos, creencias y hechos. 

Hoy, contigo, quiero tener esa charla que me tiene incómoda en este silencio. Como sabrás, el tema es mi querida ciudad. Sé que hemos estado consternados, preocupados por la pérdida de tantas personas queridas, conocidas o solamente vecinos de este mismo espacio que han sido absorbidos por esta delincuencia. ¿Mas eso nos hace la ciudad más violenta del mundo? ¿Qué acciones haces tú para mejorar o ayudar a que este mal no prolifere? 

Te he visto encerrado, abandonar casas, clausurar negocios. Te he mirado que, lejos de cuidar y hermosear la ciudad, continúas tirando basura por doquier esperando que #vayaustéasaberquién la recoja. He observado el descuido del jardín que tienes enfrente y del poco afecto con el que proteges lo que tenemos. Te he escuchado hablar de manera inadecuada de las autoridades y, frente a ellos, abrazarte condescendiente. 

Me ofende cuando dices: “Celaya es un asco y hay que irnos”, o me mandas memes, circulas por las redes sociales un montón de barbaridades, veladas amenazas que ni tú mismo te crees o te consta. Distorsionas hechos componiendo no sé cuántas leyendas que nacen de cualquier incidente de tránsito o de vialidad. Supones dando por cierto, repitiendo sin cesar en la inconsciencia de quien no se reconoce como el mejor publicista de nuestra ciudad. 

Reconozco que hay mucho por invertir y hacer, que no está en nuestras manos resolver, mas tampoco te he visto participar en muchas propuestas de bien que suma. Y te expongo ejemplos: en el parque lineal tenemos una zona hermosa y arbolada que necesita de ti y tus cuidados; tenemos eventos de diferentes tipos, calidades y magnitudes a los que muy poco asistes, y al renunciar a participar, abres la puerta a la desolación inyectando por doquier fuertes dosis de apatía. ¿Qué hacemos? ¿Te quieres ir? ¿Qué te detiene? Y, si decides quedarte, ¿qué estás dispuesto a abonar para hacer de esta tu casa una mejor ciudad? Estaré atenta a tu respuesta, la que con sincera atención escucharé.

LALC

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