¡Buenos días, estimad@s lector@s! Así empiezan los escritos del Papa Francisco, sobre la esperanza… así de sencillo, de alegre y práctico. 

Y quiero hoy hacer un pequeño resumen de uno de ellos, porque creo (o así es en mi caso personal) ¡la necesitamos!:  

“La Esperanza no defrauda.  El optimismo, a veces, sí, pero la esperanza nunca.  En estos tiempos que parecen oscuros, en los que nos sentimos perdidos ante el mal y la violencia que nos circunda, ante el dolor de tantos hermanos nuestros… ¡se necesita la esperanza!  Nos sentimos perdidos y también un poco desanimados porque nos encontramos impotentes y nos parece que esta oscuridad no tiene para cuando acabar. 

“Pero no es necesario dejar que la esperanza nos abandone, porque Dios con su amor, camina con nosotros.  Yo espero, porque Dios está junto a mí.  Y esto podemos decirlo todos nosotros.  Cada uno de nosotros puede decir:  Yo espero, tengo esperanza, porque ¡Dios camina conmigo!  Camina y me lleva de la mano.  ¡Dios no nos deja solos!  

“Este tiempo de Adviento, es el tiempo de la espera, en el cual nos preparamos para acoger una vez más el misterio consolador de la Encarnación (Dios hecho Niño)y la luz de la Navidad.   

“El profeta Isaías, el mensajero de la Esperanza, nos dice:  “Consuelen, consuelen a mi pueblo”;  y la consolación comienza con la posibilidad de caminar en la vía de Dios, un camino nuevo, justo y accesible para que todos podamos regresar a la patria.  En aquel tiempo, Israel vivía en el exilio, había perdido la patria, la libertad, la dignidad y también, la confianza en Dios.  Se sentía abandonado y sin esperanza”.  (¿Nos suena conocido?). 

“Y la llamada del profeta abre nuevamente el corazón a la fe, habla de regresar a Dios y volver a sonreír.  La Esperanza nos enseña a sonreír en el camino para encontrar a Dios.  Las personas que se alejan de Dios, son personas sin sonrisa.  Pueden carcajearse y reírse como de un chiste… ¡pero falta la sonrisa!  La sonrisa solamente la da la esperanza de encontrar a Dios… en continuar creyendo siempre, no obstante todo.  Cuando nos encontramos ante un niño, nos surge una sonrisa, porque ¡un niño es la Esperanza! ¡Dios se ha hecho niño, y nos hará sonreír! 

“El mundo está en crisis de fe.  Se trata de regresar a Dios, convertir (cambiar, transformar) nuestro corazón a Dios e ir por este camino para encontrarlo.  Él nos espera.  

“Él se hace pequeño para encontrarnos… y nosotros nos tenemos que hacer pequeños (dejar nuestros egoísmos, nuestras ideas, rencores, enojos, tristezas, angustias… hacernos como niños) para encontrarnos con Él.  “¡Dejémonos enseñar la Esperanza! ¡La Esperanza no defrauda!”. 

¡Bellísimo! ¿Verdad, queridos lectores? Y para saber cómo va nuestra esperanza, podemos empezar por preguntarnos, ¿cómo está mi sonrisa? Yo sé que vivimos tiempos difíciles, tiempos que yo nunca creí llegar a vivir, de inseguridad, de miedo, de falta de ley… pero con estas palabras, se abre una pequeña puerta donde surge una lucecita:  la esperanza.  ¡Dios está con nosotros a pesar de todo! ¡Sonríe y empieza a caminar y a trabajar por la justicia y la paz, en donde quiera que te encuentres!  Así abrimos la esperanza a todos los seres de bien.  

 

P.D.  Al parecer terminó el “zafarrancho” en Monterrey.  Prevalecieron la ley y el diálogo. ¡Hay esperanza!

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