Seguimos en el mundo de los “otros datos”, del meta verso, de la post verdad. El lineamiento del Presidente AMLO fue claro: mi sexenio no puede tener más desaparecidos que los de mis enemigos. Era una cuestión metodológica para cambiar los datos y los registros y salir al final del sexenio con “hacer aparecer a los desaparecidos”. Al implementar una nueva estrategia metodológica en la búsqueda de desaparecidos, el gobierno federal, aseguró esta semana que ha “localizado” a 16 mil 681 personas, y que permanecerán en el registro nacional. La Secretaria de Gobernación dijo que las labores de búsqueda siguen, y se está trabajando para presentar cifras por entidad. Dijo que esos, 16 mil 681 han sido “localizados” con una nueva metodología que consiste en cruzar diversas bases de datos, así como hacer visitas casa por casa al interactuar directamente con las personas reportadas como desaparecidas.
La Secretaria Alcalde dijo que tienen 17 mil 843 personas ubicadas; es decir, que de ellas se tiene algún indicio de prueba de vida, pero aún no se realiza la localización y por ello, concluye que entre ambas categorías se ha ubicado a 31% del total de desaparecidos, con lo que lograría AMLO, aspi, de golpe y porrazo, anunciar que ha tenido menos desapariciones que Calderón, su obsesión política. Lo malo de politizar hasta estas cifras, es que, con datos ajustados, no aparecen los desaparecidos ni se cura el dolor de los deudos. Todos nuestros desaparecidos son nuestros paisanos y no solo un número de la estadística, pero también es cierto, que los datos son un elemento clave en la narrativa en periodos electorales, y al final de cuentas, reflejan la incapacidad que hemos tenidos sociedad, gobierno y empresas, de crear condiciones de equidad y oportunidades para las mayorías.
Una de las reivindicaciones más añejas de la izquierda mexicana, ha sido esta exigencia de que aparezcan todas las personas de quienes nunca supimos ya, es cierto; está en las plataformas políticas desde el Partido Comunista Mexicano hasta el PRD, incluso en la formación de MORENA. Entre los desaparecidos, están quienes lucharon por sus ideas y en contra del régimen en turno y de quienes nunca supimos más; los que nunca aparecieron, pero que es muy probable que fueron asesinados por el crimen organizado, todos, en circunstancias que quizá, nunca conoceremos. Tener el mayor número de desaparecidos de la historia, es algo que no le gusta, que le incomoda a AMLO. Sabe que su sexenio es el que acumula el mayor número de desapariciones de toda la historia, de acuerdo con el Registro Nacional de Personas Desaparecidas o No Localizadas.
Tanto le choca, que lo evade, se burla y también, afirma que son campañas amarillistas o ataques de sus adversarios, pero nunca, había aceptado esta terrible realidad que a todos nos duele. El registro nacional refleja que -desde el 15 de marzo de 1964 (cuando comenzaron los censos) hasta hoy- se desconoce el paradero de miles de personas. La instrucción de depurar el Registro para bajar el total, provocó la renuncia de la Comisionada Nacional de Búsqueda de Personas, Karla Quintana, que representó un desánimo en la búsqueda y el futuro que enfrentan los familiares de personas desaparecidas en México, pues con su prestigio y dignidad al renunciar, denunció la presión de AMLO por hacer un nuevo censo y bajar artificialmente, las cifras.
La opinión pública debe ayudar a visibilizar esta terrible realidad de desapariciones. La cifra oficial de personas desaparecidas en Guanajuato va hacia los 3 mil, según la Comisión Nacional de Búsqueda. Celaya, León e Irapuato son los municipios más afectados. Los colectivos de búsqueda han aumentado en número, contribuyendo a visibilizar la problemática. Las desapariciones no deberían existir si reconstruimos este tejido social, tan roto por las enormes inequidades que no podemos desaparecer. En los números, se refleja la acción del crimen organizado en la violencia que recluta y desaparece a miles. Muchos, tenemos familiares desaparecidos que no aparecen y queremos saber dónde están, sabiendo que la alta probabilidad, es que murieron a manos del crimen organizado y no sabremos nunca cómo y dónde dejaron esta vida. Ni el Presidente “apareciendo desaparecidos”, los devolverá.