Hace algunos años en este espacio publiqué un sondeo de opinión sobre el tiempo invertido en actividades en el puente “Guadalupe Reyes” que vivimos-gozamos en estos días, empezando por la reducida cantidad de personas que tienen realmente disponibilidad de tiempo y dinero para gozarlo. Me refería al porcentaje de personas que pueden salir de León y trasladarse a otras partes del País, y la cantidad de visitantes que recibimos. La disponibilidad de dinero gracias al pago de aguinaldos, mueve a las “aspiracionistas” clases medias a salir a pasear, a conocer, a visitar, pero a como dé lugar, a salir y así, se dinamiza la economía, hay empleos y bienestar. Otros, por el contrario, ven en esta temporada la oportunidad de generar ingresos al comercializar productos navideños y así, salen a vender a las calles, a tianguis y al internet.
Aproximadamente tres cuartas partes de los dos millones de leoneses permanecen en la ciudad y escasamente salen al centro, a algún espectáculo, a posadas vecinales y a visitar familiares. La otra cuarta parte es la que puede salir del terruño y distraerse. Ellos invertirán entre 3 y 5 días, con un gasto promedio diario por persona que oscila en los 500 pesos. La Encuesta Nacional de Ingresos y Gastos de los Hogares (ENIGH) 2022 del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) nos da información actualizada de la economía de los hogares en nuestro país y es una base para saber cómo consumimos las personas.
¿A dónde viaja esa cuarta parte? La mitad al interior del País (regresa a sus redes de origen a otros estados preponderantemente del sur) e incluso al extranjero. La otra mitad busca descansar en pueblos mágicos, ciudades intermedias o en la playa. Para la gente del Bajío viajar hacia Vallarta siempre ha sido lo más atractivo y allí se dan cita miles de viajeros leoneses, solo que ahora supone el cruzar el tramo de la autopista por Tepatitlán, donde se registra por las noches cantidad de asaltos, o cruzar puentes en donde se lanzan piedras. Las razones para viajar son muchas, pero destacan ver a la familia de origen (recordemos que alrededor del 45% de los leoneses nacimos en otras latitudes y regresamos a ver a nuestra familia) y turistear-descansar.
En cuanto a los destinos a visitar en el final de año, más de la mitad salimos, por diversas vías de transporte, para “visitas familiares”, en tanto que el motivo “turismo” es mucho menor a diferencia de periodos vacacionales escolares o de Semana Santa. Lo que destaca es que los lugares destino que en León preferimos, siguen siendo las playas de Jalisco y disminuyen los lugares a donde nos exponemos por la delincuencia organizada en estados como Michoacán, Jalisco, Guerrero o Zacatecas, donde hace años era un placer visitar. Son muchos los territorios que en México están controlados por el crimen organizado y a donde ni de locos, alguien se atreve como antes, a visitar. Para poder vacacionar a esos lugares que antes era fascinante visitar, se requiere buscar viajar solo de día y preferiblemente en autobús o avión, toda vez que las carreteras de nuestro querido País son ya peligrosas. Los tiempos en que salir a hacer turismo familiar, parecen ser historia. Pensar en visitar pueblos mágicos que ahora están controlados por el crimen organizado, es realmente, arriesgarse.
En cuanto al perfil de los visitantes de León, en el sondeo reciente que publiqué en este espacio se observa que cambia en tiempos de fin de año, pues destacan en realidad, solo dos: “paso” (es decir, tránsito del centro-sur del País hacia el occidente-norte) y el segundo motivo, es “visita familiar”, pues el motivo “negocios”, “convención” o “turismo” es considerablemente menor. Y esto se explica, así como las salidas de la ciudad, porque como decía, muchos leoneses, provenimos de otras latitudes y salimos a visitar a nuestras familias de origen.
Este asunto de la movilidad es fascinante conocerlo, así como la dinámica familiar para reunirnos con vecinos, amigos y ancestros, al cambiar también el modelo tradicional de familia. Navidad es familiar y Año Nuevo es social. Los acuerdos para “pasar fin de año” reflejan también esa construcción paulatina de nuevos modelos de convivencia y de preferencias para invertir tiempo y dinero, que ya compartiremos en este espacio –“si Dios”- el año próximo.