Esta semana, el miércoles 20 de diciembre, lo que tocaba –como lo fue- era una enorme festividad por nuestros 200 años como Estado Libre y Soberano, pues aquí inició la lucha por la independencia de México y aquí nos adherimos al federalismo como nueva forma de gobierno. El Acta Constitutiva de la Federación Mexicana puso las bases de nuestra nación, para que fuese libre e independiente de España y para que la soberanía residiera única y exclusivamente en nosotros los mexicanos, para establecer nuestra propia forma de gobierno y las leyes fundamentales, por medio de representantes populares.
También, los estados integrantes serían independientes, libres y soberanos en su administración y gobierno interior.
Este concepto de gobierno tenía como base, la división de Poderes y la principal prohibición radicaba en que jamás podrían reunirse dos o más de estos poderes en una persona, ni depositarse el Poder Legislativo en un solo individuo. Además, establecía el derecho a la administración de justicia, a través de una Suprema y en los tribunales que se establecieran en cada estado. Después de adherirnos en diciembre a la República, nuestro amado Guanajuato, el 25 de marzo de 1824 instaló su primer Congreso Constituyente y el 8 de mayo se designaba al primer Gobernador Constitucional, que fue Carlos Montes de Oca, para también crear, el Tribunal Supremo de Justicia del Estado.
Pero es difícil hoy celebrar nuestros doscientos años como estado libre y soberano en medio de tanta sangre y especialmente, la de nuestros jóvenes, que son asesinados por cárteles de otros estados. Son cada vez más masacres. Celaya y Salvatierra han sido las más recientes. En 200 años hemos logrado ser un estado fuerte que en promedio se ubica en los seis lugares en los principales indicadores de producción, desarrollo social y cultura. Aquí han nacido talentosos seres humanos y tenemos una cultura de trabajo y de paz, pero tenemos enormes desafíos, todavía, siendo el principal, el de la inseguridad que tiene su origen, su causa raíz, en las enormes diferencias sociales que les han impedido a las mayorías, a tener acceso a una vida con los mínimos de bienestar.
Solo en el sexenio del Presidente AMLO ya se acerca a 170,000 los muertos en el peor sexenio de la historia moderna. Antes eran asesinatos en las propias guerras por el control de negocios, pero ahora atacan a civiles y son jóvenes buenos y talentosos, quienes mueren y están expuestos a las redes del crimen; son jóvenes médicos, ingenieros, bachilleres, emprendedores de vida sana y con un gran porvenir. Cómo desearía que la enorme inversión en el programa Planet Youth tuviera algún efecto, pues de tenerlo, quizá se verá hasta los siguientes años. La verdadera, la efectiva labor, está en el trabajo directo en la prevención y rehabilitación de las adicciones en centros y en redes, donde se logra su reinserción, encontrando con ellos un proyecto de vida en medio del estudio y el trabajo.
No son las soluciones de modelos extranjeros las que nos darán la solución para salvar a más jóvenes; solo son las redes de instituciones dedicadas al rescate de jóvenes en conflicto con la ley, financiados con recursos de gente generosa, desde donde se puede hacer el trabajo para disminuir la velocidad de reclutamiento que tiene el crimen y lamentablemente no hay allí financiamiento del gobierno. Claro que es buena la publicidad, la difusión, invirtiendo en medios de comunicación, pero la verdadera batalla está en el trabajo directo con los grupos de riesgo en las zonas suburbanas y urbanas en conflicto social.
En 200 años cambió la realidad de Guanajuato. De las ilusiones por crear un País federalista, hasta ser Guanajuato un modelo de desarrollo industrial con tasas de crecimiento récord en los últimos 30 años, hasta tener hoy el infierno del crimen. Es mucho lo que tendremos que hacer gobierno, empresas y sociedad, para recuperar la paz que viene de la equidad en oportunidades. Tendrán que darse gobierno con enfoque prioritario en el pueblo, antes de que explote más, la marginación social. Requerimos gente talentosa, sensible, ejemplar, para que reconstruyamos hilo por hilo, el tejido social que hemos roto por omisiones y falta de solidaridad. Tendrán que venir con los siguientes 200 años para Guanajuato, tiempos mucho mejores, donde las mayorías tengan oportunidades y quienes lo tenemos todo, sepamos compartirlo y festejemos juntos.
RAA