Con el año nuevo, las organizaciones tienen hecha una evaluación del 2023 y construyen escenarios para el año nuevo 2024. Siempre el análisis inicia con el entorno, para pasar a revisar las variables de la propia empresa o entidad gubernamental. En mi experiencia como consultor de empresas, les propongo construir 3 escenarios para planear el año: el optimista, el tendencial y el pesimista. Aquí se mezclan datos del entorno con el perfil del líder de la organización y de acuerdo a ello, el “coach estratégico” trabaja un escenario. ¿Cómo será el año 2024 en entorno económico y social?

En los Estados Unidos todavía hay incertidumbre sobre la victoria del partido republicano o el demócrata. La guerra comercial entre ellos y China continuará en los siguientes años. Tenemos que es segura la victoria de MORENA en las elecciones de junio y que continuará su estrategia económica y, por tanto, la economía nacional seguirá dominada por el narcotráfico y los estados gobernados por el partido en el poder seguirán las políticas del centro del País. Es probable que Claudia Sheinbaum cambie el discurso radical y de división del Presidente AMLO e incluya aspectos ambientales y de pluralidad en un País tan dividido como el nuestro.

Revisando los documentos del gobierno federal, observo que la política fiscal que el gobierno propone para este año con una enorme adquisición de deuda para el incremento del gasto público por ser año electoral y la expectativa de que la relocalización de empresas, -fenómeno conocido como nearshoring-, serán algunos de los elementos que amortigüen la desaceleración en el dinamismo de la actividad económica. Aún con esto, el panorama económico para México se mantiene complicado, aunque con cifras mejores a lo anticipado en el 2023 en actividad económica y disminución en inflación y tasas de interés.

Banco de México y Secretaría de Hacienda consideran los factores globales de riesgo con mercados financieros sensibles al entorno y con altas tasas de inflación. Se prevé una desaceleración en nuestra economía -de por sí recesiva desde hace 5 años- y en la de EUA, ambas en una coyuntura que tiene falta de coordinación entre la política fiscal y la política monetaria, pues por un lado no tenemos incremento de impuestos, pero incrementamos el gasto público con deuda. Supongo que Claudia Sheinbaum tiene claro que para sentar bases para que aumente la inversión, debe mejorar la confianza y proveer certeza jurídica, por el bien de todos.

Es lógico que, en nuestra historia económica al inicio del año, el gobierno federal sobreestima el crecimiento y minimiza la inflación, en tanto que bancos y consultoras económicas, subestiman el crecimiento y sobreestiman la inflación. Al final, de cuentas, es el sector privado el que termina teniendo la verdad sobre los políticos. Por eso, es sensato pensar que este año el crecimiento del PIB estará entre 2.2 y 2.5 por ciento. El año pasado, la actividad económica se negó a estancarse con una fortaleza destacable gracias a la demanda interna, especialmente en la inversión privada y al consumo de las clases medias.
No soy muy optimista en el pronóstico de este año. La economía mexicana sigue incrementando la participación del crimen organizado gracias a la estrategia del gobierno federal de “abrazos no balazos” y el porcentaje en el PIB es ya considerable en los tres sectores (primario, secundario y terciario) por el efecto de extorsiones, robos, derechos de piso y venta de drogas. Esto es, que tiene un efecto de “exportaciones” la venta de droga y de actividad económica, los ingresos financieros de los cárteles.

Lamentablemente, este año, de darse la desaceleración (el Presidente AMLO desde su campaña prometió un 6% y todavía a final del año pasado dijo que en el 2024 creceríamos al 3%) tendremos un deterioro gradual del mercado laboral, pero con baja de las altas tasas de interés reales. Solo el dinamismo de nuestras clases medias en el consumo, la política fiscal procíclica (aquella que aumenta impuestos o disminuye gastos en épocas recesivas, y disminuye impuestos o aumenta gastos en épocas expansivas) que quiere llevar el gobierno federal en el 2024, junto con las tendencias del nearshoring, lo que podría amortiguar la desaceleración. Veremos más gasto de publicidad electoral del partido en el poder, baja de tasas de interés, clases medias aspiracionistas que dinamizarán el consumo y lamentablemente, el incremento de la actividad económica del crimen organizado. 
 

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