“Porque la salud, al fin y al cabo, es el cimiento de un México próspero y lleno de vida”.
Deseándoles un feliz y saludable año 2024 estimadas y estimados lectores. Les comento que participé esta semana como legislador y coordinador de la mesa para imaginar la salud que merecemos hacia el 2030 en dos foros, con la Asociación México Unido (Denise Meade Laudry) y con la Red de Parlamentarios UNITE y la OCDE.
En 2030 terminará el gobierno que se elija en junio de este 2024 y vence el periodo para alcanzar el objetivo número tres del desarrollo sustentable comprometido por México, que se centra en garantizar una vida sana y promover el bienestar para todos en todas las edades. Tiene como elemento clave garantizar el acceso universal a servicios de salud de calidad (CUS), promover el bienestar y reducir la mortalidad en todas las edades.
En estas reuniones con figuras destacadas, expuse la visión de Xóchitl Gálvez que comento de manera sucinta: En las ricas tierras de México, un país de corazón inmenso y cultura vibrante, más de 50 millones de sus ciudadanos se encuentran en una encrucijada crítica, el acceso efectivo al derecho a la salud.
Además Xóchitl imagina, al igual que los participantes de ambos foros, un futuro donde cada mexicano tenga la llave -y no solo la promesa- de la salud universal. Una conclusión es que debe trazarse la ruta de cómo la salud digital -vital para la CUS- sea viable para el 2030.
La escucha a Rishub Keelara y Eric Sutherland de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) se percibe que estamos en la cúspide de una revolución sanitaria. La digitalización, alineada con el profesionalismo, la empatía y el compromiso comunitario que representa Xóchitl, es lo que imagina este escribidor: un sistema de salud que hacia el 2030 aspire a ser como ella: dedicado, compasivo y arraigado en el corazón de los mexicanos. Aquí algunas de las ventajas imaginadas en los foros:
1.- Experiencia mejorada de atención. La digitalización promete transformar la experiencia de atención de salud, llevándola desde el corazón de los médicos hasta los hogares de los pacientes. Las plataformas de telemedicina están derrumbando las barreras geográficas, permitiendo consultas médicas virtuales que antes eran inimaginables para muchos. Este contacto digital no es frío ni distante; es una extensión cálida, una mano amiga que alcanza incluso las comunidades más remotas. Durante la pandemia de COVID-19, estas herramientas no solo salvaron vidas al reducir la exposición al virus, sino que también demostraron ser un mecanismo eficiente de atención continua.
2.- Mejora de la atención a la población. La integración de datos de salud digitalizados ofrece un panorama completo y personalizado de cada paciente. Este enfoque holístico es la base para una atención primaria y comunitaria más efectiva. No más historias clínicas fragmentadas; ahora los profesionales de la salud pueden tomar decisiones informadas, coordinar cuidados y planificar intervenciones con una precisión sin precedentes. Con cada paciente como un libro abierto, la narrativa de su salud escribe un final más feliz.
3.- Reducción del costo per cápita. La eficiencia es una melodía que resuena en el alma de la digitalización. Al reducir la necesidad de infraestructura física y optimizar la gestión de recursos, los sistemas de salud digitalizados son capaces de ofrecer atención de alta calidad a un costo menor. Las aplicaciones móviles para el monitoreo de pacientes, el uso de inteligencia artificial para diagnósticos y la gestión de recursos basada en datos, son ejemplos claros de cómo la tecnología puede hacer más accesible el cuidado de la salud para todos, independientemente de su situación económica.
4.- La confianza como fundamento. Para que estas rutas digitales se conviertan en autopistas de la salud, debemos construir un ecosistema basado en la confianza. La seguridad y la interoperabilidad de las herramientas digitales son cruciales. Deben existir protocolos claros y estructuras de gobernanza que definan responsabilidades y garanticen la implementación segura de soluciones digitales.
5.- Capacitación y alfabetización digital. La implementación exitosa de la salud digital se asienta en la capacitación. Los profesionales de la salud deben ser maestros en el uso de estas herramientas, y el público en general debe ser su aprendiz entusiasta. La alfabetización digital es la vacuna contra la incertidumbre y el temor que a menudo acompañan a la innovación.
6.- La necesidad de gobernanza y estándares armonizados. Una orquesta sin director cae en el caos, lo mismo sucede con la digitalización sin gobernanza. Es imperativo establecer políticas claras y coordinadas, estándares de terminología clínica y sistemas de registros médicos electrónicos que se comuniquen entre sí. Solo así podremos garantizar una sinfonía de atención médica que resuene a través de las barreras institucionales y geográficas.
La decisión al 2030 está en sus manos, estimados lectores.