Terminaron las “pre campañas” y ahora vamos a la “inter campañas” y después a las “campañas”. Terminologías y legislaciones que pocos comprenden y que complican a todos, la competencia electoral y al final, la democracia misma. Resultado de sucesivas reformas electorales impulsadas por la izquierda después de la elección del 2006 que –insistirán hasta siempre-, fue fraudulenta, aunque nunca hayan podido comprobarla, la ley electoral puso numerosos candados para que los funcionarios en activo y los aspirantes, pudieran hablar sobre procesos electorales en tiempos prohibidos y que mandan al descanso hasta finales de febrero, a los contendientes de las campañas federales (las estatales tienen un calendario diferente).
El caso es que, en teoría, ahora los tres aspirantes a la Presidencia de la República deberían estar “guardaditos y calladitos porque así se ven más bonitos”, en tanto que la sociedad sí podría seguir activa en manifestarse como pueda y quiera. Serán unas semanas en donde, los contendientes (en realidad, Claudia y Xóchitl (al tercer contendiente por MC no es conocido y difícilmente entrará en realidad a la competencia y será un testimonial naranja) buscarán indirectamente sacar “trapitos al sol” para atacar al enemigo, en este juego democrático complejo que se ha construido para dejar tranquilos a los más escépticos.
Por eso, la elección del 2024 será muy compleja, pues el partido en el poder y el régimen, seguirán en esta campaña iniciada hace más de un año por el Presidente AMLO, buscando incrementar la ventaja de una victoria que está claramente cantada para que la ganen. Teniendo de su lado las 4 patitas de su mesa: al ejército, al crimen organizado, a las nóminas de 22 gobiernos estatales y a los 30 millones de apoyos sociales, una aplanadora electoral, como la que por 71 años conocimos en el PRI. Aquí la cuestión sería una estimación del tamaño de su victoria y, sobre todo, si MORENA y sus aliados alcanzarán a tener la mayoría calificada para modificar la Constitución como ellos quieran y eliminar así, cualquier tipo de contrapeso en el poder Legislativo y Judicial.
En este espacio desde hace 3 años afirmaba que sería la Jefa de Gobierno la candidata elegida por el Presidente AMLO; no era difícil saberlo. Además, el comportamiento electoral en las gubernaturas e incluso la elección intermedia del 2021, nos daban idea del tamaño de la victoria; también los datos sobre aceptación y rechazo a partidos tradicionales; los perfiles de las candidatas y cómo se ha comportado en México el “voto útil” cuando solo hay dos alternativas fuertes (dado que no tenemos segunda vuelta en México). Pero cuando revisamos las “polls of polls” o “encuestas de encuestas” que promedian las mediciones que hacen las casas encuestadoras a nivel nacional, se ve que la distancia que separa a Claudia por arriba de Xóchitl, es francamente abismal.
La experiencia en procesos electorales al revisar resultados vs encuestas, es que los rangos o intervalos de confianza son reales.
Esto es, que Claudia tendrá una victoria holgada, entre 15 y 20 puntos porcentuales. El candidato de Movimiento Ciudadano en una elección entre dos, tendrá una votación baja, pues MC tiene entre 6 y 8 puntos como “marca” y se ve difícil que el candidato pueda aportarle algo más a esta cantidad. Así, que los indecisos son quienes definirán la elección, ése 15-20 por ciento que todavía no define su voto y que son, sobre todo, los jóvenes de primera votación. Otro asunto importante, que aquí he presentado en numerosas ocasiones, es que México sigue siendo un País con un electorado liberal, que no ha aceptado históricamente opciones de ultra derecha y que no ve en el PAN una opción ciudadana y fresca (el PRI tiene la carga negativa de décadas y el PRD es un membrete apenas). Esto es, que difícilmente, la coalición opositora al régimen podrá con Xóchitl, rebasar techos de votación arriba del 35-40%. Por eso, Claudia tiene la mayor probabilidad matemática de ganar con un rango entre 55 y 60%, esto es, cerca del 2 a 1. Pero aseguraría su servidor que, si la hipótesis de que tenemos un electorado más informado, tendremos un voto diferenciado de más del 40% y esto nos llevaría a una composición en el Congreso de la Unión, similar al actual. Los números son potentes.