Gente querida: vamos enfilados hacia la celebración de los 450 años de este terruño que nos ha cobijado a cientos de miles de foráneos que aquí nos hicimos leoneses y que al igual que los que aquí nacieron, amamos este rincón del estado de Guanajuato. Sin hacer solo referencia a los pueblos originarios, quienes la fundaron o a los españoles que hicieron suyo el Valle de Señora y diseñaron los solares para imaginar la población, soy de los que opina que en realidad quienes la formaron, fueron los migrantes en las sucesivas migraciones en los cinco siglos.
Inicia la feria y cuando los ancestros quisieron celebrar el inicio del año, pensaron en el desfile para que la población se congregara alrededor de lo que nos une y olvidando un rato, todo lo que nos divide. Fue la colonia la que hizo una población mestiza y mulata que creó riqueza alrededor de la agricultura del maíz y del trigo, para presenciar y participar en las guerras que hicieron la República. Predominantemente conservadores, también, hubo aquí liberales, pues en nuestro México querido ni todo es blanco ni todo es negro; somos la mezcla de voluntades y de visiones sobre el mundo. Y el porfiriato nos fue sacando de las crisis de las inundaciones para formar una manera de ver el mundo en comercializar, crear con las manos el rebozo, la piel y el zapato, elevando plegarias al buen dios que siempre nos considera.
El ecosistema resistió; la tierra produjo y el clima benigno en buena parte del año, permitió que pudieran comer y reproducirse los ancestros. Llegaron de la capital del País para traer capitales y también extranjeros para hacer colonias alrededor de la nueva industria que se hizo en la posguerra y León fue así creciendo para ser un espacio que recibió también a los emprendedores de los Altos de Jalisco y a quienes venían a estudiar en los años ochenta a las universidades que se creaban. Así fue como León creó una cultura de trabajo que ha atraído al 60 % de sus habitantes provenientes de otras latitudes a obtener estudios y chamba. Ni cómo negarlo aun con las enormes brechas sociales entre ricos y pobres.
Por eso, cuando miramos hacia los 450 años y preparamos los festejos, brincan los enormes desafíos que tenemos enfrente. No solo el gobierno que elegimos, o las empresas que ofrecen empleos o los emprendedores que buscan y arriesgan, o los trabajadores que hacen crecer la riqueza, sino este tejido social que formamos en esta paz social que hemos tenido por décadas. Sí, aún con enormes problemas ambientales como el agua y sociales como la pobreza, León sigue dando oportunidades de inversión y de empleo a quien lo pide. Solo el agua nos limita y el manto acuífero llegado al límite, nos recuerda el techo de consumo para que imaginemos otra manera de usarlo.
Soy optimista y veo con esperanza el futuro más allá de los años del festejo que viene. Rodeado de jóvenes que quieren rehabilitarse o que construyen su proyecto de vida a pesar de lo rudo que es salir de la pobreza, recuerdo las historias de vida de tantos que todo vencieron con su trabajo y con el estudio. También con saber que algunos se perdieron en la desesperanza, la depresión y las drogas, es como convoco a más a que sigan en esa tarea enorme que tienen en la ciudad la sociedad civil y las familias generosas que siempre participan aun en los peores momentos.
Cuidaremos al agua y la Sierra de Lobos donde esta se forma; crearemos proyectos solidarios; seremos críticos frente al gobierno y trabajaremos para que sea más justo el sistema económico, sí. Pero todos juntos como ha sido León por siglos en esa manera de ser nuestra de conciliar y no pelear. Imagino un futuro verde, maravilloso, de bienestar para nuestra descendencia. Lo quiero para nuestros hijos y nietos. Prepararemos hoy los festejos que encabezará la Alcaldesa en el 2026, para congregarnos como este domingo, para aplaudir, gritar, sonreír y colmar los espacios de nuestra Feria, donde todos somos iguales, rumbo a los 450 años.
RAA