La última vez que escribí sobre este tema fue en el año 2019, (Ver “Ocultamiento de “utilidad razonable”, provoca rechazo al aumento del transporte público”, periódico AM 23/06/2019), a raíz de la polémica generada en la población cada vez que se pretende aumentar la tarifa del transporte público urbano de León. En aquella ocasión abordé la opacidad con la que se maneja la información acerca de las “utilidades razonables” que perciben los concesionarios del transporte público y que es un punto clave que se toca cada vez que los dueños de las concesiones pretenden un aumento a las tarifas, y que no son datos al alcance de cualquier ciudadano; así como los problemas y carencias de que adolece este servicio público tan necesario para la movilidad de cientos de miles de personas que a diario hacen uso de este en nuestra ciudad.

Pues bien, aunque no llevo un registro exacto de las veces que los concesionarios han solicitado aumento en la tarifa al Ayuntamiento en los últimos años o meses o de cada cuándo se ha reunido la Comisión Mixta Tarifaria para analizar la posibilidad de ajustes o aumentos al pasaje, si tengo conocimiento que al menos la tarifa actual fue autorizada prácticamente hace un año por el pleno del Ayuntamiento después de varios meses de estira y afloja entre las autoridades municipales encabezadas por nuestra actual presidenta municipal, Alejandra Gutiérrez y el representante de los concesionarios, Daniel Villaseñor.

En este último ajuste a las tarifas, el aumento autorizado fue de solo un peso al costo del pasaje general y la tarifa preferencial para menores de edad, estudiantes, adultos mayores y personas con discapacidad no se modificó, igualmente siguió vigente el programa para adultos mayores en condiciones de vulnerabilidad, que gozan del servicio gratuito sujeto a un número limitado de viajes establecido por la autoridad.

A un año de ese incremento y pese a que en los acuerdos para autorizar dicho aumento se habló de las mejoras que este servicio público concesionado necesita urgentemente, no se ha visto en lo más mínimo avances ni voluntad de las partes involucradas (Ayuntamiento y transportistas), por al menos modificar algunos de los problemas más recurrentes y de los que más se quejan los usuarios, como lo son reducir el tiempo en los traslados sobre todo en los puntos de transbordo de una ruta a otra, tratándose del Sistema Integrado y la frecuencia con la que ciertas rutas (no todas tienen este problema) están programadas, sobre todo aquellas que presentan alta demanda de pasaje y que no se dan abasto para movilizar a la cantidad de gente que espera su llegada, abarrotando las paradas oficiales o en las terminales del SIT. 

Van y vienen administraciones públicas, funcionarios encargados de la movilidad en la ciudad y nadie ha podido meter en cintura a los concesionarios del transporte urbano o que al menos se les exija el cumplimiento de sus obligaciones en cuanto a la prestación del servicio; los usuarios que viven todos los días el calvario de transportarse a sus destinos (trabajo, escuela, casa, servicios médicos, recreación, etc.) lo hacen en la zozobra de no saber si llegarán a tiempo, por más que tomen sus precauciones para estar a tiempo en la parada del camión, eso sin mencionar el tiempo que les tomará el traslado; platicando con personas cercanas que son usuarias del transporte, me han comentado que en promedio moverse de un punto a otro de la ciudad se lleva mínimo una hora y media, tomando en cuenta un transbordo de una ruta a otra y que no se trate de recorridos en los que haya que atravesar la ciudad, porque entonces sí, esa hora y media se convierte en dos o hasta tres horas de camino, una verdadera pérdida de tiempo para los ciudadanos que se traduce en un deterioro de su calidad de vida, por la indignación y malestar que provoca esta situación permanente, indefensos ante autoridades “sordas y ciegas” que parecen insensibles ante esta problemática que vive la ciudad desde hace años.

Se requieren soluciones inmediatas, contratar verdaderos expertos en nuevos modelos de movilidad urbana, que hagan un análisis y rediseño del sistema actual, que conozcan las particularidades de la ciudad, de manera imparcial, que no parezca que más bien cuidan los intereses económicos de los transportistas, que se pueda ofrecer a los ciudadanos un servicio de transporte público que satisfaga sus necesidades, que sea además sustentable y que desincentive el uso del automóvil como una verdadera alternativa para trasladarse por la ciudad en las actividades cotidianas y así deje de ser ese servicio pésimo, inútil, ineficiente, inepto, deplorable, obsoleto, arcaico, etc., del que todos nos quejamos, cuyas carencias se convierten en banderas políticas cada tres años de las que emanan promesas que nunca se cumplen.

Merecemos un transporte público digno a la altura de esta gran ciudad y sus habitantes. 

Aunque fuere por el interés de ganar la elección de Ayuntamiento que se avecina, que Alejandra Gutiérrez endurezca su poder de decisión y mejore aunque fuera un poco durante los próximos cuatro meses, corrigiendo a estos abusivos y voraces concesionarios del transporte y a su representante más repudiado; el voto de los usuarios del transporte es muy numeroso y útil.

 

RAA

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