~ Ustedes anulan la Palabra de Dios con las tradiciones de los hombres ~
Los discípulos de Jesús, han superado las tradiciones de los fariseos. Formados por Jesús, ya no reconocer discriminaciones en Israel. Junto a Jesús, están redefiniendo la ley de lo puro e impuro. Esta ley que daba Israel un sentido de superioridad sobre los demás pueblos, y que ahora viene cuestionada.
Al centro, se ve exhibida la manipulación que los fariseos han hecho de la ley de Dios. Las observancias de pureza ritual y la separación que implican, no son de Dios, que no discrimina a nadie, sino de la tradición de sus mayores, de su tradición humana.
Está claro que utilizan sus tradiciones, para esquivar la voluntad de Dios, incluso contra su propia sangre. Como en el caso que Jesús les reclama hoy: exigen que el pueblo prefiera dar como donativo al templo, aquello que debiera servir para asistir a sus padres.
Es probable que muchos que escuchamos este Evangelio hoy, tengamos necesidad de purificar nuestras tradiciones. No solo nuestras tradiciones religiosas, que urge depurar, si queremos vivir una religión auténtica; también nuestras tradiciones familiares y sociales. Aquellas con las que hemos crecido, con las que hemos aprendido a manipular y a dominar; esas que anteponemos a los demás para distinguirnos, salir con ventaja y mantenernos con un cerco de inmunidad.
En el fondo descubriremos que traicionamos el principio de Dios, la verdad, la libertad y el amor.
¿Cuáles son mis tradiciones, cuáles mis traiciones a un principio superior, a Dios y a los demás?
Oración:
Señor Jesús, deseo ser libre, como tus apóstoles. Fórmame en esa libertad que no margina a nadie, que se abre a las nuevas maneras de la fe y de la relación con los demás. No permitas que me pervierta en mis relaciones y en mi religión.
Has posible que junto con mi familia, superemos las tradiciones que ya no sirven y que nunca traicionemos tu ley de amor, de servicio, de justicia y de libertad. Amén.