“Salid a la calle a manifestaros contra el neoliberalismo. Pero tratad primero de comprender lo que es”.
Alberto Mingardi
Este pasado 5 de febrero, al lanzar sus iniciativas de reformas constitucionales, el presidente se quejó una y otra vez de los gobiernos del “período neoliberal”. Calificó el neoliberalismo de neoporfirismo y afirmó que las políticas neoliberales son contrarias al interés público, “adulteraciones. de nuestra carta magna”. El neoliberalismo, afirmó, volvió la desigualdad “más extrema y ofensiva”, aunque, “afortunadamente, en nuestro país ya se acabó con esa pesadilla”.
En ese solo discurso López Obrador pronunció 11 veces las palabras “neoliberal” y “neoliberalismo”. En el de su inauguración ante el Congreso del 1 de diciembre de 2018, las utilizó en 16 ocasiones. Culpó entonces al neoliberalismo de ser responsable de “la más inmunda corrupción pública y privada”. La suya es una obsesión.
Pero ¿qué es el neoliberalismo? Y ¿en qué se distingue del liberalismo? A pesar de su uso constante del término, el presidente nunca lo ha definido. El historiador italiano Alberto Mingardi, director del Instituto Bruno Leoni de Milán, trata el tema en su libro La verdad sobre el neoliberalismo: “Hay palabras cuyo uso es casi siempre un disparate: si alguna vez tuvieron un significado claro, lo han perdido. ‘Neoliberalismo’ es una de ellas. No sabemos qué es exactamente, pero debe ser muy malo”.
Según Mingardi, detrás de “los juicios más dramáticos del neoliberalismo está el muy humano deseo de encontrar un culpable de nuestros problemas”. Al neoliberalismo se le han achacado todos los males de la humanidad: la pobreza, las guerras, la violencia, el narcotráfico, las crisis económicas, el calentamiento global y hasta la caída de puentes y edificios. “Neoliberalismo es la palabra mágica para desenmascarar a los cómplices”. Sí, los neoliberales participan en una conspiración sin escrúpulos que busca empobrecer al pueblo y enriquecer a unos cuantos.
“En 2009 -escribe Mingardi– dos politólogos, Taylor C. Boas y Jordan Gans-Morse, examinaron en detalle 148 artículos aparecidos entre 1990 y 2004 en revistas científicas de política comparada dedicadas a temas de desarrollo o al estudio de países latinoamericanos. Boas y Gans-Morse señalan que ‘incluso entre los artículos empíricos en los que el neoliberalismo era una variable independiente o dependiente, el 65 por ciento. no se molestó en definir el término‘.
El término “neoliberal” lo utilizaron por primera vez los economistas y políticos que impulsaron el milagro económico alemán en las décadas de 1950 y 1960, particularmente Ludwig Erhard, canciller de Alemania entre 1963 y 1966. Erhard era miembro del Partido Demócrata Cristiano alemán, pero también de la Sociedad Mont Pelerin, fundada en 1947 por el economista austriaco Friedrich Hayek, en la que participaron otros economistas y pensadores liberales, como Ludwig von Mises, Karl Popper y Milton Friedman. Erhard se calificó a sí mismo de “neoliberal” para separarse del uso creciente de “liberal”, especialmente en Estados Unidos, para identificar a políticos y economistas que buscaban restringir las libertades individuales. Los “neoliberales” de la Mont Pelerin, en cambio, defendían los principios liberales clásicos, como libertad de mercado, libertad política y libertad personal.
Hoy López Obrador arremete contra un monstruo indefinido que llama neoliberalismo y ataca una tradición liberal que en México llegó al poder a mediados del siglo XIX con Benito Juárez. Defiende posiciones de concentración del poder, restricción del mercado y rechazo a las libertades personales que han caracterizado siempre a los conservadores. Solo que no se atreve a reconocer que realmente es un conservador.
Campaña
López Obrador está cumpliendo con lo que ofreció al reconocer que sus reformas son realmente electorales. En todas las mañaneras dedica un amplio espacio para estas reformas que la candidata Claudia Sheinbaum ya adoptó en su proyecto de nación. Así puede hacer campaña todos los días.
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