Hace días, cuando acudí al Concierto de la Orquesta Sinfónica de Minería y las Voces Jóvenes Líricas, en el Teatro del Bicentenario, organizado por la Fundación UNAM, Capítulo Guanajuato, escuché y leí una palabra en el traductor de una aria de ópera, la cual anoté como muchas otras que me gusta resaltar para después relacionar su significado con el contexto de la obra musical que disfruto.
Así pues, anoté “Euménides”, de cuyo concepto conservaba un vago recuerdo que relacionaba con el canto de las sirenas, aquellas que llamaban con su canto a Ulises (La Ilíada y la Odisea de Homero) y sus navegantes; pero al investigar, corregí que se trataba de las diosas de la venganza en la obra de Esquilo “La Orestíada”, llamadas también Erinias o Furias, que perseguirían a Orestes por la muerte de su madre.
En diversas civilizaciones a través de la Historia se ha proyectado alguna figura mítica que elogia el valor, sagacidad, nobleza y otras virtudes para enaltecer su origen, etnia, raza o región, a través de las obras literarias de esas culturas.
Obviamente quien más ha avasallado a nuestra cultura occidental es la griega y entre ella destacan Homero y los trágicos Sófocles, Eurípides y Jenofonte.
Por ejemplo, en otras culturas como la mesopotámica, la epopeya de Gilgamesh, el Rey en busca de la inmortalidad. En la civilización hindú existen dos textos épicos, como “El Ramayana” y “El Mahabharata”; el primero sobre la hazaña del príncipe Rama, para salvar a su esposa Sita, secuestrada por el demonio Ravana y el segundo, sobre la guerra de dos familias reales, los Pandavas y los Kauravas (¿les suena Capuleto y Montesco?) y los consejos del dios Krishna.
También en América tenemos nuestras historias fantásticas e increíbles, como las de El Popol Vuh, libro sagrado de los mayas quichés, sobre la creación del mundo y aventuras de los gemelos Huanapuh e Ixbalanqué; ese texto me lo dedicó don Roberto Celis, hace muchos años que lo conservo.
La Araucana, escrito hacia el tercer cuarto del siglo XVI, que narra la gran acción de una bella joven (de ahí su nombre en femenino) de la Arauca, quien aprovechando la simpatía por ella del gobernador García Hurtado, obtuvo el perdón para dos condenados a muerte. Es la hazaña del pueblo mapuche (chileno) con su principal personaje el propio ente colectivo.
Como último ejemplo, podría citar la mitología o leyenda germánica de los nibelungos, donde se describen las hazañas del héroe Sigfrido y su lucha por el poder y el amor.
Invito a los amables lectores a retomar alguna de las lecturas de estas mitologías y de otras que no menciono, pero que son igual de interesantes y que nos transportan hacia niveles de creatividad y de imaginación, pero lo mejor es que siempre están adosadas a una enseñanza con valores humanos.
RAA