En esta era digital, donde la información fluye constantemente a través de las pantallas y las redes sociales, pudiera pensarse que cada día leemos más y escribimos otro tanto, pero la realidad es que leemos poco y escribimos fatal; una negligencia atípica relega a un segundo plano la lectura, la cual al promocionarse en las escuelas es aborrecida por los jóvenes, asumiéndola con hartazgo, así como falta de interés, sin darse la oportunidad de gozar la experiencia que enriquece la mente y enaltece el alma.
Bien expresaba Umberto Eco, “los libros son hijos del alma y no del cálculo”, esta cita resuena con fuerza en un momento en que la conexión emocional con la palabra escrita se diluye en este torbellino digital.
Reconocer que la lectura nos permite expandir nuestro horizonte intelectual, ubicarla como útil herramienta para desarrollar empatía y comprensión hacia diferentes formas de pensar, vivir y conectar es un buen motivo para leer. El entrañable maestro de las letras, Jorge Luis Borges afirmaba: “La lectura es una amistad” y en efecto, las letras son íntimos relicarios, confesiones entre las negritas y la conciencia. Al leer se establece un especial vínculo con personajes, la trama y mágicamente danzamos en esos fantásticos mundos; su amistad definitivamente nos beneficia, desafía el intelecto y nos transforma. Segura estoy de que nadie regresa igual después de danzar entre páginas. Sin embargo, es importante reconocer que el acceso a los libros no es fácil y para algunos puede ser muy caro. Hay escuelas, comunidades, con recursos limitados en donde la presencia de bibliotecas y librerías es escasa entonces aquí es en donde tú puedes intervenir con el poderoso juego de la donación de libros; al donar libros, proporcionaremos acceso a la lectura, así como también irradiaremos conocimiento y esperanza a quienes lo necesiten. La donación de libros beneficia a quienes reciben, mas también a quienes dan; el laureado Gabriel García Márquez deja testigo en la voz de Florentino Ariza -El amor en tiempos del cólera- … había leído en voz alta hasta el amanecer… y esa fue su táctica para sobrevivir el horror del olvido: inventar un amor de película para cada novela. Mientras que escribía sobre Fermina Daza: su vocación de lectora insaciable había sido el único consuelo en las tristezas de su viudez.
Estimado lector, el día del niño se acerca y podría ser un buen motivo para revisar nuestras bibliotecas, asomarnos a las librerías para con auténtica generosidad, desear iluminar la mente de un pequeño, empoderar a aquel que en sus ansias se hunde. Si te animas, nosotros los recibimos y los entregamos ¿Qué dices? ¿Te sumas? ¿Me vuelves a enviar tus preciados tesoros para dejar huecos en esa hermosa biblioteca que tienes, de tal forma que sea pretexto para ir por más? “Siempre imaginé que el paraíso sería algún tipo de biblioteca”, decía Borges, hoy contigo podemos hacer que ese paraíso esté al alcance de una mayoría, solo necesitamos que te sumes. Me puedes contactar en: papeleria_velia@hotmail.com
RAA