Como se dice en el argot futbolístico, la FGR la volvió a cruzazulear. El que era su caso estelar en el sexenio se tambalea y las acusaciones de corrupción contra Emilio Lozoya se evaporan.

Un Juez ordenó que el ex director de Pemex siga su proceso en libertad, por lo que anoche mismo abandonó el Reclusorio Norte. Esta resolución pone en un predicamento a Alejandro Gertz Manero y su equipo, pues la Fiscalía General de la República por ahora no tiene alguna otra causa penal para mantener en prisión al ex funcionario del gobierno de Enrique Peña.

Cosa de recordar que ya libró el caso de Agronitrogenados, así como el de defraudación fiscal. Ya en la calle, Lozoya definirá mejor su estrategia de último tramo para librar tal vez la acusación por el caso Odebrecht… mientras vuelve a saborear el pato laqueado que tanto le gusta.

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Se les avisó, pero en Movimiento Ciudadano no hicieron caso: Patricia Mercado dijo “¡hasta aquí!” y renunció a sus responsabilidades en el partido. ¿El motivo? La polémica postulación de Sandra Cuevas como candidata a senadora.

Con esto, no sólo se desacredita a esa candidatura, sino que queda en evidencia la inconformidad ante varias decisiones de Dante Delgado. Para colmo, Jorge Álvarez Máynez se queda también sin coordinadora de su campaña presidencial. Una naranja que se parte en gajos.

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Interesante el contraste entre Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez al acudir a registrarse ante el INE. Mientras la morenista encabezó un mitin en la explanada del instituto, rodeada de decenas de seguidores y colaboradores, la abanderada opositora optó por hacerlo de una manera menos pomposa. Vaya, hasta llegó en su bicicleta, retomando esa imagen que la catapultó cuando iba a protestar afuera de la conferencia mañanera.

Nada es casual, así como sucedió con los encuentros que ambas tuvieron con el Papa, también en este caso hay un juego para tratar de contrastar a las dos candidatas. Y esto apenas comienza.

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La brutalidad del crimen organizado con toda su crudeza quedó nuevamente exhibida en Guerrero. Hace apenas unos días los obispos de Chilpancingo intentaron convencer a los capos de darle un respiro a la gente, en medio de tanta violencia.

Pero evidentemente de nada sirvieron las plegarias, ni las negociaciones, pues se registró una masacre, otra más, y que ahora fue dada a conocer -inclusive fue presumida- por los propios asesinos, pertenecientes a la banda de “Los Tlacos“.

¿Y la autoridad? Ausente, silente, impotente.

 

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