Si alguien creía que las próximas bancadas de Morena en el Congreso de la Unión iban a ser de un perfil más moderado, ya se pueden ir despidiendo de esa idea.
Luego del show de la tómbola con el que insacularon a quienes serían sus aspirantes plurinominales al Senado y a San Lázaro, la dirigencia nacional morenista les metió mano a las listas y dejó un orden al bat poderoso, pero que presagia que seguirán los sustos legislativos.
Cosa de ver que entre los aspirantes propietarios hay más ultras que moderados, y en la fila de los suplentes está más radical la cosa. Extrañamente de las listas fue borrado Alejandro Encinas y nadie sabe por qué.
*
El que ya se registró oficialmente como candidato presidencial es Jorge Álvarez Máynez, nomás que tuvo un pequeño tropiezo al llegar al INE, pues no lo reconocieron en la puerta.
El abanderado emecista llegó a bordo de un auto híbrido y quiso pasar como Jorge por su casa, pero en la puerta lo detuvieron. En lo que Álvarez Máynez trataba de encontrar su identificación, alguien que iba con él les explicó a los vigilantes: “¡Es el candidato!”. Finalmente los dejaron pasar.
*
Algo grave está pasando en Hidalgo, pues en ese estado las enfermedades respiratorias agudas están fuera de control. Tan sólo en enero se registraron oficialmente 54 mil casos.
Expertos en salud y en medio ambiente han advertido que detrás de esta epidemia de males respiratorios está la contaminación que generan la refinería de Tula y la termoeléctrica, cuya quema de combustóleo es un severo problema. Algo similar a lo que pasa en la zona metropolitana de Monterrey con la refinería de Cadereyta.
La diferencia entre uno y otro caso es que el gobernador Samuel García -con todo y sus asegunes- sí se ha lanzado a denunciar la contaminación que produce la planta de Pemex, en tanto que el hidalguense Julio Menchaca mejor voltea para otro lado.
*
Es curioso: cuando testigos protegidos y fuentes anónimas sustentaron las indagatorias en contra de Genaro García Luna por supuestos nexos con el narcotráfico, el Presidente lo festejó por todo lo alto.
Sin embargo, cuando vino la detención del general Salvador Cienfuegos, con chats telefónicos como sustento, el Presidente cantó el tiro directo a la DEA y rescató al militar de la cárcel.
Ahora que se divulgan distintas versiones de relaciones de los malosos con integrantes de su círculo cercano en campaña electoral y en el gobierno, la reacción es la de descalificar al medio que investiga y que cita fuentes oficiales.
En Washington salieron de nuevo a decir que no existe investigación alguna contra el Presidente… pero no se precisó qué pasa con las sospechas de colaboradores cercanos. Más vale que en los círculos oficiales estén libres de culpa.