El valor del agua es incalculable. Mi abuela solía decirme que en una casa, lo más grave que puede ocurrir es quedarse sin agua. Desde pequeña me lo inculcó, sus palabras resuenan en mi mente. “Si se va la luz, prendemos velas y jugamos”, decía, “pero si nos quedamos sin agua, nos morimos”. Es un tesoro invaluable que la vida nos presta, y es nuestra responsabilidad cuidarlo como tal.
Sin embargo, parece que el gobierno actual no comprendió la urgencia y la importancia de esta necesidad básica. En lugar de priorizar proyectos que aborden la crisis del agua, como la construcción de presas, acueductos y sistemas de riego eficientes, campañas de conciencia se enfocó en iniciativas de dudosa relevancia, como el tren maya; un aeropuerto fallido (la atención en el 2023 del AIFA fue de 2.6 millones de pasajeros contra 26.7 millones que atiende el Benito Juárez). Mejoras a instituciones próximas al desuso como Pemex, así como la revitalización de un organismo deficiente, la CFE. Si bien estos proyectos pueden tener su importancia, no pueden compararse con la necesidad imperante de garantizar el acceso al agua para todos los ciudadanos.
Muy pocos han sido los proyectos que se han trabajado, y en los que se hicieron el avance es lentísimo: Laguna en Coahuila y Durango con un 27.4% de avance (iniciado en 2021). Acueducto “El Cuchillo” (Nuevo León) en 39% (arrancó en 2021). Presa Libertad, Nuevo León, con un avance del 5% e iniciada en 2021. Presa Sta. María en Sinaloa, que inició en 2019, con avance de 75.8%. Canales de riego en la presa de Los Picachos 70%, arrancada esta obra en 2021. Sin solución aún con la presa El Zapotillo (2020). El rescate del lago de Texcoco, proyecto iniciado en 2019 con un avance menor al 30%.
Si sumamos la inversión requerida para los proyectos mencionados, suman la cuarta parte de lo que se ha invertido en el tren maya, y hay que considerar que ese capital hubiera bastado para concluir las obras, que beneficiarían a una gran mayoría de habitantes, mientras que el tren solo puede beneficiar a una ínfima parte.
Estos datos son alarmantes, revelan una falta de previsión y priorización por parte del gobierno. Mientras millones de personas enfrentan la escasez de agua potable, se desperdician recursos en proyectos faraónicos que no abordan las necesidades básicas de la población.
Dicen que el proyecto de reforestación implementado es el más grande que ha existido en el mundo, sin embargo hasta ahora no he sido testigo de los resultados esperados. Me lleva a inferir que los árboles plantados o no existen o son demasiado jóvenes para tener un impacto significativo en la situación actual.
La gravedad de la situación es innegable, por eso cada acción personal puede contribuir a mitigarla. Es crucial tomar medidas concretas en nuestra vida diaria: reutilizar el agua al bañarnos, evitando baños largos; abstenernos de lavar cocheras, autos y patios con mangueras.
En el consumo diario hay varias opciones de ahorro que tú ya conoces. No podemos ignorar esta realidad, cada gota cuenta y no hay multa que pueda compensar el preciado líquido que desperdiciamos.