POR DONDE se le vea, resulta muy preocupante el intento de asalto de normalistas de Ayotzinapa a Palacio Nacional. Además de los daños, alerta el hecho de que ninguna autoridad haya advertido las intenciones de los manifestantes.
A TODOS en Palacio tomó increíblemente por sorpresa lo que en vivo veían otros desde las cámaras del C5 de la CDMX. Uno de los lugares más vigilados de la ciudad resultó fácilmente vulnerado. Utilizando una camioneta de la CFE como ariete, los estudiantes reventaron una de las centenarias puertas del recinto para tratar de meterse y conseguir una audiencia con el Presidente.
ES CLARO QUE la desaparición de 43 estudiantes en Iguala es un expediente que quedará sin resolver en este sexenio. El Presidente asegura que los normalistas y sus padres están siendo ¡manipulados! como parte de una imaginaria conspiración entre los “conservadores”, la CIDH de la OEA, los jesuitas, países extranjeros y hasta el senador Emilio Álvarez Icaza.
TODO QUEDARÍA desvanecido si los trágicos hechos en Iguala la noche del 26 de septiembre de 2014 fueran aclarados y los responsables castigados.
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UNA VEZ MÁS, la Ciudad de México y su zona metropolitana amanece en contingencia ambiental, obligada a aplicar un doble Hoy No Circula debido a los altos índices de contaminación.
EL PROBLEMA es que, además de las adversas condiciones climáticas, la realidad es que la ciudad vive todos los días afectada por sus vecinas más contaminantes: la refinería y la termoeléctrica de Tula. Pese a que esto lo saben los expertos y los gobernantes, los candidatos no parecen darse por enterados.
HASTA AHORA el emecista Salomón Chertorivski ha sido el único que ha planteado la necesidad de cerrar Tula, en un movimiento similar al que impulsa el fosfo gobernador de Nuevo León, Samuel García, respecto de la refinería en Cadereyta.
SI HOY siente usted irritación en los ojos, ardor de garganta y dolor de cabeza, recuerde que la contaminación no es un asunto electoral, sino de vida o muerte.
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EN EL Senado sigue avanzando la iniciativa de Morena para que los trabajadores reciban 30 días de aguinaldo, en lugar de 15, como marca actualmente la ley. Y como estamos en tiempos de elecciones, pues hasta los partidos de oposición apoyan la idea de darles ese regalazo a los empleados de todo el país.
NOMÁS que hay un detalle: ¿de dónde va a salir el dinero para pagar esa bonificación? Para los senadores resulta muy fácil y cómodo ordenar que los empleadores den un mes de aguinaldo… pues no son los legisladores quienes pagan.
LO LÓGICO sería que la iniciativa tuviera algún tipo de contraprestación para las empresas por parte del gobierno que es, a fin de cuentas, quien se va a parar el cuello con el dinero ajeno.