El 8 de marzo (8M) parece que fuera un día para felicitar a las mujeres, pero no considero que sea eso, por lo menos en lo que conozco de este mundo tan desigual para ellas y nosotros. Siento que felicitar es como invisibilizar las desigualdades que viven millones de mujeres. No creo que sea regalar flores, ni chocolates, ni felicitaciones. Mejor es difundir sus derechos humanos, y hacer todo lo posible para cuestionar, apoyar y colaborar a visibilizar nuestros micro y mega machismos, sabiendo que, además, este año la campaña internacional es en pro de la mejora financiera de las mujeres para que puedan lograr su autonomía.
Parece lejano el 8 de marzo de 1857, cuando miles de trabajadoras textiles decidieron salir a las calles de Nueva York con el lema ‘Pan y rosas’ para protestar por las míseras condiciones laborales y reivindicar un recorte del horario y el fin del trabajo infantil. En 1972, la Asamblea General de las Naciones Unidas, en su resolución 3010, declaró a 1975 el “Año Internacional de la Mujer”, y en 1977 invitó a los estados a declarar, conforme a sus tradiciones históricas y costumbres nacionales, un día como “Día Internacional por los Derechos de la Mujer y la Paz Internacional”; incluso en algunos países, es un día feriado. Algunas corrientes feministas argumentan que el Día Internacional de la Mujer no es un día que deba celebrarse o ser festivo debido al origen del mismo, sino que debe servir para la reivindicación de derechos.
En informes publicados por la Organización de Naciones Unidas (ONU), a propósito del Día Internacional de la Mujer, en términos globales, en todo el mundo las mujeres están por debajo de los varones en todos los indicadores de desarrollo sostenible. Las mujeres conforman casi dos tercios de los analfabetos del mundo. Hay una “feminización” de la pobreza, porque la mayoría de los pobres del mundo son mujeres. En la brecha salarial las mujeres ganan menos dinero que los varones por el mismo trabajo, y aun las que están más educadas que ellos consiguen trabajos de menor jerarquía. Solo el 2% de la tierra del planeta pertenece a mujeres mientras que el 98% son de varones. En México, este año tendremos por primera vez a una Presidenta de la República y a una Gobernadora. León, capital real del estado, ya es gobernado, y bien, por una mujer. Hay paridad de género en candidaturas a puestos de elección popular, aunque en todo lo demás, siguen las inequidades. Lo mismo en puestos directivos de empresas que en puestos operativos. En la familia, también, los roles son desiguales.
Culturalmente, todavía existen costumbres que obligan a la mujer a obedecer a su esposo. En líneas generales, el hecho de nacer mujer supone un grave peligro en cualquier lugar del mundo debido a la denominada violencia machista. En sociedades tradicionalistas, el machismo es todavía más acentuado. En un sondeo rápido en la ciudad, encontré que el “8 M” toma cada vez más relevancia, aunque solo el 24 % sabe qué se recuerda este día. El 34% de los 250 leoneses entrevistados considera que las marchas contribuyen “mucho” a visibilizar el problema y el 38% a que contribuye “algo”. Estarían dispuestos a marchar, el 33 % de los entrevistados. En cuanto a las expresiones de violencia que se dan en estas marchas (pintas, vandalismo y agresiones), el 28% los ve como “reprobables” en tanto que el 21% considera que son “expresiones legítimas”. Referente a cómo se puede lograr la equidad entre hombres y mujeres, destacan propuestas como: educación, capacitación, mejores leyes e incluso multas. En cuanto a las formas en que se agrede a las mujeres, señalan: agresiones físicas y psicológicas, acoso, desigualdad, inequidades.
En la principal marcha del País en la Ciudad de México, miles de mujeres saliendo a las calles. El presidente AMLO como los años anteriores, saldrá de viaje, ignorará el evento y demonizará a manifestantes achacando a los “conservadores” y a sus adversarios, las pintas a Palacio Nacional que hoy estará amurallado con acero. En esta zona del País, también con expresiones sociales, menores en cantidad, pero con los mismos reclamos a la sociedad machista: construir una sociedad más igualitaria.