¿Por qué razón AMLO en 1,300 conferencias mañaneras se ha referido 167 veces a un “golpe de estado técnico” o “blando”, cuando el país se encuentra en plena campaña electoral, la más controvertida de los últimos 100 años? En esta temeraria y muy delicada coyuntura política dicha amenaza velada no puede ser interpretada como producto de la casualidad.
El presidente, encargado de respetar y hacer respetar la Constitución, ¿le está advirtiendo abiertamente a la nación de la posibilidad de una nueva destrucción de nuestras instituciones republicanas y por ende, de nuestra democracia para volver a dar un salto irresponsable, de consecuencias imprevisibles, al vacío? Quien prende fuego a una pradera no se imagina que el viento veleidoso, puede girar y soplar en dirección de quién está propagando una conflagración.
López Obrador, quien miente un promedio de 100 mentiras al día, no puede ignorar en su fuero interno (debe tenerlo), que después de haber sobornado a un sinnúmero de casas encuestadoras, periódicos, estaciones de radio y TV, Sheinbaum, su candidata hecha a su imagen y semejanza, no apasiona, no estremece, no entusiasma, ni conmueve y se hunde en su impotencia, muy a pesar de disponer ilícitamente de los ahorros de la nación, incluidos los impuestos pagados por millones de compatriotas que jamás votarían por ella, mientras Xóchitl avanza a pasos agigantados con simpatía, limpieza, información y justificada esperanza en el futuro.
La ley establece que, si no se instalan al menos el 20?% de las casillas, se puede anular la elección de presidente de la República y de los integrantes del Congreso de la Unión, entre otros casos más.
¿Acaso el C. Jefe de la Nación estará pensando en impedir, por cualquier medio, la instalación de dichas casillas o de sabotear al TRIFE absteniéndose de proponer magistrados para impedir la existencia de un quórum o de chantajear al INE, de tal forma que no haya presidente electo, o bien estará soñado en la posibilidad de crear un nuevo Maximato?
En este último evento, vale la pena recordar que cuando Díaz le robó la elección a Madero, estalló la revolución mexicana en 1910. Cuando Victoriano Huerta decidió hacerse del poder asesinando a Madero y a Pino Suárez, detonó a la segunda parte de la revolución. Cuando Carranza intentó crear su Maximato a través de Ignacio Bonillas, aquél acabó masacrado a balazos en Tlaxcalantongo, de la misma forma en que Álvaro Obregón fue ejecutado a tiros en la Bombilla después de haber violado el principal postulado de la revolución mexicana: “sufragio efectivo no reelección.” A el “Manco de Celaya” solo le encontraron en la necropsia, 19 orificios de bala de diferente calibre y distinta trayectoria .
Los mexicanos no permitimos la jugarreta, como cuando Cárdenas largó a Estados Unidos a Calles, al “Jefe Máximo”, en 1936. A los mexicanos no nos gustan las reelecciones ni tampoco los Maximatos. No, nos gustan.
La historia da cuenta y razón de todo ello.
Cuando Trump declaró que, de no resultar electo, habría un “baño de sangre” en su país, por más que se refería a la exportación de autos fabricados en México, la frase resultó intimidatoria. ¿Por qué hablar de un baño de sangre? Cuándo AMLO repite aquello de un golpe de Estado, ¿pasará por su mente otro derramamiento de sangre como los padecidos en los últimos 100 años o le tendrán sin cuidado otros 800,000 mil muertos, como los registrados injustamente durante la pandemia que a él le “cayó como anillo al dedo”? Debe quedar muy claro que en México no toleraremos a un Ortega ni a un Chávez ni a un Maduro ni a un Díaz Canel ni tampoco a un Putin, quien dice haber ganado con un 88% de los votos a su favor a la voz de “No nos rendiremos.”
AMLO debe recordar que los mexicanos somos de mecha corta y que volver a despertar al México Bronco no solo acabaría con él y su 4T, sino con lo construido por los mexicanos a lo largo de nuestra dolorida historia. ¿Por esa razón está incrementando el presupuesto de las fuerzas armadas? ¿Estará pensando en una represión brutal? ¿No conoce nuestra historia? ¿Se verá atrás de las rejas como el presidente Castillo del Perú? “No lo intentes”, sentenció el presidente Sánchez de España.
De la misma manera en que Trump habla de un baño de sangre, ¿AMLO entenderá que en México, un golpe de Estado “técnico” o “blando” conduce exactamente a lo mismo?