El convenio de México con el dictador Maduro, de repatriar a los venezolanos con apoyos del Bienestar por 110 dólares mensuales durante un semestre, solo me hace pensar que, si aparte de legal, ¿es realmente sostenible ese gasto con recursos del erario público nacional?

Sin que nadie lo supiera antes, la Canciller Alicia Bárcena dio santo y seña del ahora famoso programa (exclusivo con Venezuela) Vuelta a la Patria, el cual se suma a una larga lista de apoyos económicos y en especie a países principalmente con regímenes de izquierda o dictaduras.

Recordemos el caso de la “importación” de mil médicos cubanos con sueldos que no se les daban a ellos sino al gobierno de la isla; luego el anuncio de ayudar a ese país incluso con un millón de barriles de petróleo, sin costo alguno.

Antes, al Gobierno de Bukele (no necesariamente definido como de izquierda) se le habían otorgado 30 millones de dólares (para gastos menores), pero después ya no se le ayudó, a lo mejor porque es el mandatario más popular del mundo, con cerca del 90% de aprobación.

Retomando el asunto de Vuelta a la Patria, la duda es lo que prefiere un venezolano que salió huyendo de esa nación en una crisis galopante: ¿volver o no a su país con dinero asegurado por medio año?

Veamos las cifras que revisé: según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, en Venezuela el ingreso promedio en 2022 per cápita era de 300 dólares mensuales.

Sin embargo hay sectores que tienen ingresos de 30 dólares mensuales y otros apenas de 10 por la creciente crisis (valga la cacofonía); más del 50% de la población está en pobreza (estándar) más los que están en pobreza extrema, 20%.

En México el ingreso promedio, según Inegi, es de 436 dólares mensuales (todavía estamos mejor que en Venezuela), pero si nos comparamos con el ingreso promedio de un mexicano en Estados Unidos, de cinco mil dólares mensuales, andamos por la calle de la amargura.

No han dejado de existir migrantes mexicanos hacia los EU, entonces por qué no se les apoya con los 110 dólares mensuales a ellos, seguro dirá el Gobierno de México que no, porque al rato todos van a decir que son migrantes.

Los venezolanos, entonces, tienen el privilegio de que ya hubo un trato directo con Nicolás Maduro, mientras que ese convenio no se ha realizado con los gobernantes de otros países expulsores de migrantes.

Pero no demos ideas porque al rato se hace el trato con Cuba, cuya crisis se está convirtiendo en humanitaria; los cubanos piden libertad, piden respeto, pero ante todo piden comida en sus protestas.

No olvidemos a otro país que sí está en una crisis humanitaria porque es el más pobre entre los pobres y porque está envuelto en una guerra civil: Haití.

En 2023, nos dicen las propias cifras oficiales, a México ingresó casi medio millón de migrantes y de esos, 220 mil fueron venezolanos. En 2024 la tendencia es un poco mayor.

Supongamos que 100 mil venezolanos fueran deportados ya con su tarjeta Vuelta a la Patria, se tienen que destinar alrededor de 11 millones al mes y el gasto sería por seis meses, más los que se fueran agregando.

No se trata de denostar o discriminar a ninguna nacionalidad, pero por qué dar dinero cuando las necesidades en México son crecientes, aunque el Gobierno Federal diga lo contrario.

¿Resolvimos acaso el problema de la pobreza y la pobreza extrema? ¿Resolvimos acaso el problema de la violencia y la inseguridad? ¿Tenemos acaso el mejor sistema de salud del mundo o, por lo menos, igual que el de Dinamarca?

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