La noticia parecía chiste: el gobierno federal pagará una mensualidad en dólares a los migrantes ilegales venezolanos que regresen a Venezuela. No lo es, de manera inmoral y abusiva AMLO se siente dueño parta dar y repartir los impuestos de los mexicanos, mientras el Congreso cómplice es una entelequia.
El gobierno de Texas y los gobiernos de Europa ya entendieron lo que este escribidor señaló desde hace años; cien es migración, un millón es invasión. No hay manera de que una sociedad incorpore a millones de migrantes que huyen de la pobreza, la inseguridad y principalmente de la falta de oportunidades en sus países; y peor aún, no es posible que se incorporen a la sociedad, millones de personas que de entrada se sienten discriminados (con razón), por no hablar el idioma, tener una diferente cultura y religión y peor una pobre educación y capacitación que complica que se integren al sector laboral y productivo; en otras palabras, de manera natural los migrantes ilegales son un problema social y económico para quienes les reciben, ello en adición a la competencia desleal que a nivel laboral se crea con los ciudadanos naturales de esa sociedad, por una sencilla razón, sin papeles y sin capacidades, los migrantes ilegales son carne de cañón que da sustento a un modelo de esclavitud moderno del que patrones explotadores aprovechan la mano de obra barata de quienes no pueden exigir trato justo, para así obtener mayores ganancias; al tiempo que la mano de obra barata reduce la oferta de trabajo desplazando a los trabajadores nativos.
Toda mi vida he viajado, por placer o por trabajo y en todos los casos tuve que cumplir con las reglas y procedimientos de México y de los países que pretendía visitar; desde tener un pasaporte que me identifique como ciudadano mexicano, lo que por si implica cumplir con ciertos requisitos, hasta conseguir un permiso o visa del país destino para poder visitarlo, procedimiento que me exigía justificar la razón de mi visita o viaje, ya fuera de placer, por estudios o laboral, el punto es que para ser aceptado, con todo derecho y para mantener el orden, el país destino validaba la justificación de mi visita, lo que incluía demostrar que tenía los medios para mantenerme y cubrir mis gastos durante mi estancia. No me tocó, pero supe de amigos y familiares que yéndose a trabajar a otro país, tuvieron que demostrar que eran requeridos y que ese requerimiento de parte del empleador estaba justificado en función del interés y las reglas del país destino, lo que les daría un medio honesto y suficiente de subsistencia y con su trabajo una aportación real y productiva al país destino; es por eso que no entiendo la permisividad de mi gobierno y de los gobiernos de muchos países para aceptar pasivamente a quienes de manera violenta (sin permiso), sin cumplir los requisitos y sin una autorización explícita del país receptor entran a un país prácticamente por la fuerza violentando su frontera.
Por lo expresado, avalo y comparto la Ley SB4 del estado de Texas, que brincándose al gobierno federal de Biden (un inútil), convierte en delito estatal cruzar desde México a Texas por cualquier lugar que no sea un puerto de entrada legal. En esencia esta ley pone orden y privilegia el derecho y bienestar de los texanos por encima de las justificaciones o necesidades de los migrantes que entran a la fuerza. En otras palabras, la ley SB4 se sustenta en el principio de que: El buen juez por su casa empieza y cumple con el compromiso plasmado durante el proceso electoral mediante el voto para seleccionar gobernante, cito: Te contratamos para que nos protejas e impulses el bienestar de los texanos, no para que te preocupes y uses el dinero de nuestros impuestos en resolver los problemas de otros, lo que no entienden ni AMLO ni Biden y que Trump expresa de manera estridente, pero no mentirosa, al denunciar que el ingreso irrestricto, ilegal y sin control pone en riesgo la seguridad de USA; lo que es muy fácil de explicar, demostrar y justificar a partir de reconocer que el 30% (o más) del territorio mexicano está bajo el control del crimen organizado, lo que en automático y estadísticamente indica que muchos de quienes entran ilegalmente a USA son delincuentes.
Propuesta, cambiar la ley de migración en México que es una soberana estupidez y abre la puerta al ingreso de ilegales, cito: “Artículo 2. La política migratoria del Estado Mexicano es el conjunto de decisiones estratégicas para alcanzar objetivos determinados… Respeto irrestricto de los derechos humanos de los migrantes, nacionales y extranjeros… En ningún caso una situación migratoria irregular preconfigurará por sí misma la comisión de un delito ni se prejuzgará la comisión de ilícitos por parte de un migrante por el hecho de encontrarse en condición no documentada.” Es en este último párrafo en donde está la estulticia de nuestros diputados y senadores que prácticamente dan carta abierta al ingreso ilegal, al que eufemísticamente señalan como “situación migratoria irregular”, lo que genera el drama que hoy tiene a muchas ciudades de México y el mundo en crisis por la invasión sin control de migrantes “con situación irregular”, a los que por debilidad legislativa no llamamos por su nombre: ¡Migrantes ilegales!, a los que hoy, el presidente (con minúsculas) de México “buena onda” que anda de “queda bien” con el sátrapa que gobierna Venezuela, Nicolás Maduro, decide pagarles con nuestro dinero para que regresen a la dictadura.
¿Respeto a los derechos humanos?: ¡Sí!, a quién entre de manera ilegal, con trato humano, sin maltrato, se le regresará por dónde vino hasta que demuestre que su ingreso a México no será para violentar la frontera de USA, ni será tampoco un activo electoral para el gobierno en turno, ni una carga para el pueblo de México… ¡Así de sencillo!
La semana Santa me tomaré unos días, nos vemos en semana de Pascua.
Un saludo y una reflexión:
Santiago Heyser Beltrán