El crecimiento económico de México durante el período de la transición a la democracia fue un poco superior al 2 % anual. Con esto estábamos muy por debajo de países con tasas de crecimiento muy altas como China e India, aunque, por otro lado, nos fue mejor que a muchas otras sociedades, que tuvieron tasas menores que las nuestras.
Este México de la transición tuvo también mediocres calificaciones en otros rubros de la economía, como por ejemplo, el grado de endeudamiento o las tasas de inflación. El no tan mal desempeño de la economía de los gobiernos de la transición tuvo que ver con al menos tres decisiones que se tomaron a mediados de los 90s del siglo pasado: la suscripción del Tratado de Libre Comercio de América del Norte, el ingreso al GATT -precursor de la Organización Mundial de Comercio – y la autonomía del Banco de México.
El hecho de que el actual régimen populista haya decidido mantener estas tres políticas económicas es menos un acierto de él, que un homenaje involuntario a las buenas decisiones tomadas por los gobiernos pre-obradoristas.
Ahora bien, es precisamente en estos tres rubros – crecimiento económico, endeudamiento e inflación – donde el obradorato no salió bien librado.
En cuanto al primero -el crecimiento económico – aunque algunos de sus voceros citan la cifra de crecimiento del último año, que fue de alrededor del 3 %, lo que es cierto es que difícilmente la tasa de crecimiento final de todo el sexenio será mayor al 1 por ciento anual. Recordemos los dichos del Presidente de la República a principios de su mandato según los cuales la economía mexicana crecería al menos el 4 % anual. Claramente el Presidente empeñó su palabra de que con él el país crecería más que con los gobiernos anteriores. No fue el caso y esto es un dato fundamental.
En cuanto a la deuda, de acuerdo con el Centro de Investigación Económica y Presupuestaria (CIEP), la deuda por habitante en este sexenio se incrementó en 15.5 %. Lo cual quiere decir que al inicio del sexenio de López Obrador la deuda per cápita era de 109,818 pesos y se espera que al final del sexenio sea de 126,818 pesos. Es claro, para quien quiera verlo, que con López Obrador cada mexicano y mexicana carga con una mayor deuda.
En lo que respecta a la inflación, las cosas no son menos positivas para el oficialismo. De acuerdo con el INEGI, Enrique Peña Nieto acumuló una inflación de 21.5 % en sus primeros cinco años; Felipe Calderón Hinojosa, 23.8 %, y Vicente Fox Quesada, 25.3 %, mientras que con López Obrador se alcanzó la cifra más alta, con 28.5 %.
Estos datos indiscutibles quiere decir que en tres rubros fundamentales de la economía, el gobierno actual tuvo un menor desempeño que el de los gobiernos anteriores.
Aunque es muy posible que el oficialismo no vaya a terminar en un colapso económico, como muchos profetizaron, sí habrá sido un gobierno cuyo desempeño fue muy pobre en materia económica.
Esperemos que los votantes así lo consignen el próximo 2 de junio.