Por décadas presenté aquí alternativas ciudadanas para esta cuenca hidrológica que se seca. Y si bien el Bajío en estudios prospectivos nacionales de sequía, siempre está presente, la realidad es que la falta de agua potable es un problema estructural de todo México. Al igual que la energía, diferencia a ricos de pobres, pues el acceso es desigual. Y no es un asunto solo del modelo económico que privilegia el mercado de alimentos y por tanto el uso agrícola, ni tampoco solo del gobierno, sino que nos atañe a la ciudadanía. En nuestro mexicano modo de vida, la pobre cultura del agua, es la que nos sume en la carencia y el desperdicio. Así como el poco emprendimiento, la división entre hermanos y el desánimo para superarnos, no buscamos alternativas propias y echamos la culpa al pasado y al gobierno.
Por haber dirigido universidades y centros de investigación, participé en proyectos de desarrollo tecnológico para el ahorro y uso eficiente del agua y he sabido de los esfuerzos institucionales de SAPAL para asegurar el suministro a León. Con rabia, he maldecido al Presidente AMLO, tanto como lo bendije por años, pues decidió quitarle al agua a León al sacarnos del beneficio de la Presa El Zapotillo y con ello, afectar a dos millones de personas que tenemos derecho al agua. Por eso, digo que la solución siempre ha estado en nuestras manos, para captar, optimizar y reciclar la poca que nos queda.
El nivel estático de los pozos del Bajío ha disminuido en estos años de sequía. Está sobreexplotada la cuenca hidrológica y con un ciclo del agua disminuido por la deforestación. El cambio climático lo sentimos en la piel y en la respiración. Los golpes de calor en las islas térmicas de León, son agobiantes y es cuando recordamos siempre con los calores de mayo y junio, que el agua se acaba. Ni nuestros esfuerzos por reforestar son suficientes si no desarrollamos tecnología y se ponen cuotas de agua altas para quienes más consumen. Debe ser en la parte alta en Sierra de Lobos, donde reforestemos más, para que el ciclo del agua se complete y nos bendiga con nubes y lluvia.
Entre las alternativas que tiene León para sobrevivir sin y a pesar del Gobierno federal, está el desarrollar junto con el Gobierno estatal y la comunidad local, alternativas tecnológicas para reciclar el agua. Está el que SAPAL financie proyectos ahorradores a cuenta de los pagos; los estímulos fiscales para la inversión en tecnología y sin duda, que implemente innovaciones como lo han hecho los israelitas. Por eso, celebro y aplaudo la iniciativa de SAPAL de limpiar el agua residual de contaminantes físicos, químicos y biológicos con un proceso de nanotecnología, lo que permitirá optimizar el agua disponible para la ciudad. La nanotecnología ha sido eficiente usada en el pasado para remediación de aguas subterráneas, en bio remediación, remoción de tintas y en procesos de filtración.
Hemos sido dependientes del agua de otras latitudes; desde la década de 1970 hemos importado agua de los Pueblos del Rincón y en la década de 1990 de Romita. Por eso, algunos hemos insistido siempre que la solución está en lo local, ya en incrementar la “siembra” de agua en Sierra de Lobos, como en captar-optimizar-reciclar la que tenemos en León. El Palote es un enorme vaso regulador y la idea de que sea un depósito de reuso, aunque data de años, es posible usarlo para almacenar agua tratada y volver a usarla, asegurando cumpla con la Norma Oficial Mexicana 003, que establece que los límites máximos permitidos de contaminantes para aguas residuales se reusen para el servicio al público. Desde luego que esto es algo delicado, pues debe pasar por un proceso de microfiltración, que se usa para quitar los sólidos al agua y de allí pasa por la nanofiltración ( nanotecnología), y que aunque es un proceso ya comprobado en otros países, requiere pruebas piloto y validación de patentes.
Lamentablemente en el Consejo de SAPAL nunca hemos tenido a especialistas o tecnólogos del agua, pues son empresarios de giros consumidores de agua y son quienes toman las decisiones. Son ellos quienes aprobarán la inversión en nanotecnología para verter al Palote, todo con el fin de disminuir este abatimiento que tenemos en los acuíferos, pues actualmente extraemos 400 litros por segundo, que no retornan a los mantos acuáticos. No tenemos muchas alternativas como ciudad para calmar nuestra sed y el uso de la nanotecnología, es una de ellas. Mientras, les invito a reforestar conmigo el día 8 de junio en las 11 hectáreas de Ciudad del Niño Don Bosco en la Hacienda de Santa Rosa y el domingo 9 de junio en el Parque Chapalita.