Gente querida: somos el Bajío, absolutamente dependientes en energía; lo constatamos con los enormes apagones de esta semana. Solo nos queda tomar medidas propias para disminuir el consumo eléctrico y prepararnos para los frecuentes apagones. También podemos usar energías renovables y así pagar menos y también, mejorar el ambiente, pues la energía eléctrica que usamos se produce en la central termoeléctrica de la CFE en Salamanca quemando combustóleo y gas. Tengo esperanzas en que el mundo occidental camine ya rápidamente hacia esquemas colectivos de vida; cantidad de iniciativas ciudadanas se multiplican para generar economías circulares. Serán ecoaldeas, fraccionamientos colectivos, cooperativas de construcción y centros gerontológicos participativos y todos, usando la energía de la naturaleza.
Este sexenio, la querida CFE (trabajé 12 años en ella) se consolidó como monopolio público y fue hasta la reforma energética de Peña Nieto, que se aceleró que inversionistas privados y ciudadanos pudiéramos participar en generar energía (la transmisión en el mundo la hace el gobierno y la distribución sí tiene participación privada). La CFE tiene desde hace décadas problemas estructurales enormes por los contratos colectivos, sus enormes pasivos laborales y por condonar millonarias cantidades a millones de ciudadanos (como los de Tabasco) que no pagan el servicio y que se refleja ahora en reducir sus inversiones para construir nuevas centrales eléctricas y por tanto, en apagones.
Tenemos que producir nuestra energía en casa. En la práctica, será imposible para CFE que audite si un vecino se conecta con otro para aprovechar el excedente de sus paneles solares durante el día; necesitarían ejércitos de inspectores para revisar nuestras interconexiones y no hay manera de monitorear consumos “hacia dentro de la casa”. La tendencia mundial es hacia la convivencia comunitaria y hacia las economías solidarias; ayer intercambiando recursos, hoy siendo solidarios en compras en común y mañana también, generando con el sol y el viento nuestra propia energía “limpia”. Cuando laboraba en CFE realicé estudios de benchmarking con las empresas eléctricas de otros países y vi cómo empresas públicas como Electricidad de Francia, se enfocaban a bajar los consumos incentivando el ahorro y esto era mejor que buscar financiamiento para seguir creciendo la capacidad instalada. Toca hoy, democratizar la energía y con energías “limpias”, cuidar el ambiente.
En toda economía, la energía es un recurso indispensable en la producción de bienes y servicios. Pero en particular en algunas que son intensivas en su uso, es un componente importante de su costo. La sustentabilidad financiera es nuestra capacidad de crecer económicamente sin detrimento de las fuentes de energía. En León, el transporte, las empresas que cuentan con hornos, los centros deportivos que requieren calefacción de agua, las industrias que utilizan motores, todas deben ya considerar el inminente y paulatino incremento de los costos de la energía (en forma de diésel, electricidad, gas). León es 100 % dependiente de esas energías convencionales.
Nuestras industrias emblemas son devoradoras de energía. Por ello, los programas de ahorro y uso eficiente comienzan por fin a ser valorados por empresas y empresarios. Incluso algunos comienzan ya a considerar a las energías renovables como parte de una estrategia de mercadotecnia de sus productos. Pero ¿hasta cuándo tendremos en León energías convencionales? Los escenarios mundiales ubican la disponibilidad de hidrocarburos (y precios relativamente accesibles) en 10 a 12 años. Precisamente en el 2002 con la Licenciatura en Energías Renovables de la Universidad y por encargo del Alcalde Sheffield, elaboramos el primer Mapa de Energía de León.
El documento y los mapas resultantes fueron un primer recurso didáctico y científico, para que fuese divulgado y dado a conocer entre la ciudadanía y empresas para incluso identificar negocios innovadores basados en la energía renovable. ¿Dónde estaría ubicada la primera central eólica? ¿Dónde colocar micro generadores hidráulicos? ¿Dónde las grandes azoteas colectoras de agua de lluvia y sol? ¿Cuál es la velocidad de comercialización de vehículos híbridos y solares? Todo esto se encontraba descrito en ese primer Mapa de Energías Renovables de la ciudad, la base para cualquier plan municipal de sustentabilidad energética. Frente a los frecuentes apagones que hay en todo el País, resultado del aumento de la demanda por calor y la falta de capacidad instalada de la CFE, seguiremos teniendo interrupción del servicio eléctrico y para ello deberemos prepararnos con plantas de emergencia, equipos más eficientes, reguladores de voltaje y con baterías que almacenen producción fotovoltaica proveniente del sol. No tenemos otra.
RAA