“Donde hay opresión, hay rebelión.”

Primer escenario: Si en el territorio nacional (establece la Ley electoral (LGSMIME), no se instalara el 25% de las 24,562 casillas o se presentaran las causales de nulidad previstas en dicho ordenamiento, se declararía la nulidad de la elección del presidente de la República. O sea, bastaría con que el narco o los “servidores” de la nación o un grupo de porros a sueldo de Morena, destruyeran dichas urnas o impidieran la integración de un poco más de 6000 casillas electorales, entre otras irregularidades más, para anular la elección presidencial. 

¿Entonces?

“Si al comenzar el periodo constitucional hubiese falta absoluta del presidente de la República, asumirá provisionalmente el cargo el presidente de la Cámara de Senadores, en tanto el Congreso designa al presidente interino”. Sí, pero se requiere la mitad más uno de los integrantes de la Cámara de Senadores para elegir a su presidente, de ahí la importancia, entre otros argumentos, de que la ciudadanía le arrebate a Morena y a sus secuaces del PT y del Verde, la mayoría absoluta para poder nombrar provisionalmente a un senador demócrata, respetuoso de la legalidad. Un paso vital para elegir después al presidente interino, un ciudadano opuesto a las tentaciones totalitarias, amante de la libertad y del Estado de derecho. Un AMLO furioso estaría mordiendo el polvo.

Segundo escenario: del conteo de las boletas electorales llevadas a cabo por más de un millón de respetables ciudadanos, resulta que Xóchitl, según el INE, resultó la indiscutible triunfadora, pero el TRIFE, después de estudiar las vulnerabilidades del proceso, no puede emitir la constancia de presidenta electa al no contar con el quórum legal para declararlo, al faltar los nombramientos de 2 magistrados. AMLO se declara incompetente. Es un problema entre la Corte y el senado, alega. Se resiste a entregar el poder y menos a una mujer. Es el momento de asestar su meditado “golpe de estado técnico”. Sí, pero las calles y plazas del país se incendian en contra del golpe. AMLO confía en la lealtad comprada de algún sector insignificante de la alta jerarquía militar, pero los segundos mandos del ejército se niegan, con dignidad castrense, patriótica, a imponer otra dictadura. En las masivas protestas callejeras participan los mexicanos defensores de la libertad y de la legalidad, sí, pero también los sectores marginados víctimas de los inexistentes sistemas de salud, de la inseguridad y del desempleo formal.

Además de las demandas populares, la Casa Blanca, después de insistentes visitas diplomáticas, advierte: no permitiremos una Venezuela en nuestra frontera, somos socios del T-MEC. El caos en México lo aprovecharían Putin, Xi Jinping, entre otros más. No somos un enemigo pequeño. Trump acecha, millones de mexicanos emigrarían al norte. Cuidado.

Tercer escenario: Un INE manipulado declara el triunfo de Sheinbaum y ahora, la marea azul marcha en contra de esos resultados porque desconfía del árbitro electoral. Se inconforma ante una elección de Estado en la que AMLO violó las reglas electorales y financió ilícitamente las campañas de su partido con el presupuesto federal, una apropiación impune del ahorro público. 

Conclusión: para garantizar nuestra estabilidad, sólo cabe un voto masivo de al menos el 70% del padrón federal electoral. Que nunca se olvide, pero AMLO afirmó el día de su toma de posesión: “. hoy comienza un cambio de régimen político.” La patria no se lo permitirá y se lo demandará el 2 de junio. Washington tampoco lo autorizará y, a cambio del reestablecimento de la democracia y de la paz pública de México, le extenderá, previa negociación, un certificado oral de inmunidad a él y a su familia.

López Obrador todavía está a tiempo de evitar otro grave atentado en contra de la República si convoca a su partido, hoy martes 14 de mayo, a un período extraordinario de sesiones para que la actual legislatura apruebe de inmediato el nombramiento de dos magistrados neutrales en el Trife para poder calificar a la triunfadora de las elecciones. Hoy mismo martes, deberá citar en palacio, tanto a la presidenta del Trife como del INE, sus empleadas carentes de la menor dignidad patriótica, para advertirles, ante su azoro, de la importancia de respetar la voluntad popular para evitar un estallido social. Todavía estamos a tiempo. Sólo faltan los 19 días que conmoverían a México.

 

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