En la sesión del Ayuntamiento del 9 de mayo pasado, el regidor de Morena, Antonio Cabrera Morón, empleó a fondo su repertorio de descalificaciones contra los empresarios del transporte de nuestra ciudad, porque presuntamente utilizaron camiones del transporte público para trasladar a personas al acto de la candidata presidencial Xóchitl Gálvez. El regidor no se guardó nada y los llamó “dizque empresarios”, “prepotentes”, “arrogantes”, además de que lanzó varias falsedades, como decir que había “contubernio” entre el Municipio y los empresarios, y que estábamos haciendo “negocios al amparo del poder”.
Realmente, nada de esto es nuevo ni nos escandaliza; de hecho, ese ha sido el discurso morenista en casi toda esta Administración municipal, donde se denosta a los empresarios que tienen alguna participación en la actividad pública, ya sea a través de alguna concesión (transporte, limpieza, rastro, etc.), como a los que participan en los consejos ciudadanos.
Este ha sido un discurso repetitivo en casi todas sus posturas; lo que llama realmente la atención es que haya miembros de ese partido que quieren llegar a ocupar precisamente la silla que hoy tiene el regidor Cabrera, pero que piensan todo lo contrario. Pues prácticamente al mismo tiempo que el edil morenista lanzaba sus ataques a los empresarios, el señor Guillermo Medina Plascencia, quien es candidato a regidor en León por Morena, decía que le “gustaría mucho regresar a la época dorada en donde León era la mejor ciudad para vivir, donde todos y cada uno, desde el 89 hasta los 2005, eran CEO de empresa y llevaban León como una empresa”.
La ideología morenista que han aplicado sus regidores en el ayuntamiento leonés en esta Administración ha sido, en general, la de preferir la centralización de los servicios públicos a cargo del gobierno, en lugar de la descentralización de algunos de ellos mediante empresas privadas; es decir, ellos prefieren la burocratización de la Administración pública que la descentralización de esta.
Pero, por otro lado, quien ahora pretende representar a Morena en el próximo Ayuntamiento dice que fue precisamente cuando “entró la burocracia” cuando se dejó de manejar la ciudad como una empresa.
Por lo que he logrado conocer del regidor Cabrera, me queda claro que su ideología es auténtica; casi nunca coincido con él, pero reconozco que sus convicciones políticas ligadas a la izquierda radical son genuinas. Y, por otro lado, el Sr. Guillermo Medina, que aspira a ser regidor por ese partido, además de que su nombre y familia han estado ligados al PAN desde siempre, se identifica como una persona con más relaciones o antecedentes empresariales que muchos panistas que hoy gobiernan.
Pero siendo sinceros, Morena no es el único partido que exhibe sus incongruencias ideológicas, pues otros partidos hoy en día prácticamente han aplastado sus raíces y principios conservadores por posturas altamente liberales que se reflejan en el perfil de algunos de sus candidatos.
Mientras para unos la pluralidad de pensamiento representa una virtud en los partidos, para otros la ensalada de ideologías hace a los partidos más peligrosos y engañosos, exhibiendo la falta de convicciones y la omnipresencia del pragmatismo. Por lo que puede confirmarse la tesis de que muchos de sus militantes están ahí más por sus ansias de poder y de dinero, que por una verdadera convicción democrática.
Por ello, los ciudadanos debemos rebasar a los partidos y marcar nuestra agenda, conservando y fomentando la congruencia, alzando la voz sin miedo a las consecuencias, pues quedarnos callados solo alimentará nuestro remordimiento de conciencia.
LALC