LA SOCIEDAD habló y se hizo escuchar con fuerza. Como hace mucho tiempo no se veía, ayer domingo la participación ciudadana desbordó las urnas.
QUIZÁS NO SE DIERON los porcentajes de votación de 77 por ciento que ocurrieron en la elección de 1994 cuando el país vivía en la zozobra de los asesinatos políticos, pero sin duda ha sido una ejemplar participación ciudadana que supera expectativas.
PERSONAS que se formaron desde las 3 de la mañana para alcanzar una boleta en las casillas especiales del interior del país, jóvenes que acudieron en masa a revelar el misterio de sus preferencias electorales, miles de mexicanos que acudieron a votar en los consulados de Madrid, París, San Diego, Londres… y esperaron cuatro, cinco, siete horas para ejercer su derecho al sufragio.
Y EL MENSAJE de esos millones de personas fue claro: quieren pluralidad, no uniformidad. Si bien en la democracia gana quien tiene más votos, quienes votaron en contra también son ciudadanos y tienen que ser escuchados. La de ayer, sin duda, fue una fiesta cívica nunca antes vista.
ADEMÁS, hay que reconocer la acción ciudadana en la organización del proceso, la instalación de casillas y el conteo de los votos. La campaña electoral más violenta tuvo unas elecciones pacíficas y participativas. No es poca cosa.
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¿QUÉ VIENE para Claudia Sheinbaum? La virtual presidenta electa tiene dos caminos: seguir la ruta de la confrontación o, por el contrario, cumplir con su oferta del cierre de campaña y comenzar a trabajar por la reconciliación del país.
SIN DUDA la segunda opción sería la más saludable, toda vez que el panorama no pinta muy halagüeño. De entrada, asumirá el gobierno de la República cargando un déficit presupuestal gigantesco, de casi el 6 por ciento del PIB. Y para enfrentar ese hueco será necesario promover iniciativas para fortalecer las finanzas públicas. No rehuir el debate sobre una reforma fiscal y sus alcances y también revisar el peso del gasto y su eficiencia en varias megaobras.
Y ÉSE es apenas el principal tema económico, pero en realidad son muchos más los retos que enfrentará Sheinbaum, como el de la inseguridad, el quiebre del sistema de salud y la crisis del modelo educativo.
PESE A TODO, hoy la morenista tiene mucho que celebrar, empezando por el hecho de que será la primera mujer en portar la banda presidencial. Se dice fácil, pero no lo fue: por fin, la primera presidenta de la República.