Los de Morena le dieron pamba loca con picahielo a la oposición: prácticamente se llevaron todo y aunque ello es bueno para los guindos, está por verse si esto será bueno para México.
Por lo pronto, el Peso se devaluó al día siguiente de la elección y la BMV cayó al inicio de la jornada, no en cantidades estrepitosas, pero sí lo suficiente como para indicar que el aplastante triunfo de Morena genera preocupación en algunos sectores financieros y de negocios.
Ya concluido el proceso pueden guardar sus navajas quienes tasajearon a este su periódico (Reforma) por atreverse a publicar la verdad: esto es, que nuestras bien levantadas encuestas pronosticaban el triunfo de la candidata oficialista y una tendencia plana de doña Xóchitl, quien luchó gallardamente, pero simplemente la tarea que tuvo ante sí resultó infranqueable.
Estaba ella prácticamente sola, porque la rodeaban puros impresentables, luchó pues contra toda la maquinaria y los recursos del Gobierno federal y de 23 Estados.
Por publicar la realidad de las cosas, o sea, encuestas que retrataban como radiografía un momento en el tiempo, nos tildaron de vendidos, chayoteros y muchas otras cosas feas y falsas, ello porque, como es costumbre en este País, queremos ver las cosas de acuerdo con nuestras creencias personales y no de acuerdo con los datos duros, científicos.
Ya se habrán percatado que este su periódico no falló a ni una sola encuesta, pronosticando acertadamente todos los ganadores, tanto a nivel nacional como a nivel local.
Demostrando, como si acaso necesitara comprobación, que una cosa es lo que uno quisiera y otra muy diferente lo que es.
Las hipótesis del “voto oculto” o que las encuestas se venden y todas esas hiperlactancias caen bajo el paraguas de las suposiciones sin fundamento más que en premisas falaces.
Como contestara en alguna ocasión un campeón del deporte a una pregunta especulativa sobre qué hubiera pasado si esto o aquello: “Si mi mamá tuviera testículos, entonces sería mi papá”.
O sea, es lo que es, y no tiene caso perder el tiempo imaginando lo que no es, mucho menos dándolo como cierto simplemente porque quisiéramos que así fuera.
Obvio que hay gente que nos debe una disculpa, misma que no nos ofrecerán, ello empezando por el Rey Samuel García, quien nos acusó de habernos “vendido” al PRIAN.
Ello porque en las encuestas que realizamos, con margen de error de +-4 % indicamos la posibilidad de que su odiado PRIAN le ganaría el Congreso, mas no sólo el Congreso, sino su sueño de convertir a su esposa la influencer en Alcaldesa de Monterrey.
Aceptar la realidad no es algo opcional: es lo que es, y si hemos de cuestionar algo, entonces habrá que cuestionar por qué es lo que es, cuáles causas ocultas mueven la aguja, qué se puede hacer para empujarla en sentido opuesto, o qué error se ha cometido para que lo que desean no se materialice.
Mas descalificar con insultos al mensajero por presentar la información en cumplimiento de su deber profesional resulta, además de inútil, completamente improcedente de quienes rechazan información sin siquiera analizarla simplemente porque no les cuadra, o no se ajusta a su muy personal percepción.
Al escribir estas líneas nos llega la noticia de que Xóchitl Gálvez ha anunciado que impugnará el proceso.
Desconocemos cuáles son los fundamentos para tomar este camino.
Por supuesto que la ex candidata presidencial está en todo su derecho de recurrir a cuantas opciones legales tenga a mano para hacer valer sus derechos constitucionales de “votar y ser votada”.
Nos atrevemos a sugerir que realicen en su “war room” de campaña un ejercicio paralelo, uno que analice no sólo qué pudieron haber hecho mejor, sino también qué errores cometieron, cuáles fueron las causas reales de que tan poca gente se haya inclinado por la opción opositora.
Debe esta campaña perdedora dejar para el futuro algunas lecciones, mismas que se puedan aplicar para convertir un esfuerzo perdedor hoy en uno ganador mañana.
Como sociedad debemos apostar por la alternancia y no por la eternización en el poder de un solo partido, y para ello tienen que entender los del Frente el cómo sí y el cómo no, actuando en consecuencia desde ya.